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De qué continente viene el desayuno continental y otros datos curiosos del desayuno moderno

by Rulo Luna Ramos 9 Mar 2020

¿De qué continente viene el desayuno continental?

El desayuno incluído en la mayoría de los hoteles suele ser sinónimo de un abundante buffet o del más sencillo —pero siempre cumplidor— desayuno continental. Este último es un referente en muchas partes del mundo de lo que un desayuno ligero y completo debería ofrecer: café, jugo de naranja, pan, fruta, mermelada y mantequilla. Es sencillo, fácil de preparar, muy fácil de servir y rara vez defrauda. Pero, ¿de dónde le viene lo continental a este famoso estilo de desayuno?

El continente al que hace referencia el desayuno es Europa y los responsables del nombre fueron los ingleses. El término “desayuno continental” se utilizó en el siglo XIX para distinguir el ahora cuasi universal desayuno de su equivalente inglés, que es mucho más producido y lleno de productos que requieren de preparación al momento —como salchichas, pasteles de carne, huevos y tocino. Para los ingleses, hablar del continente es sinónimo de hablar de Europa así que no se preocuparon por hacer más especificaciones de las necesarias.

datos curiosos del desayuno

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A pesar de su origen británico, el desayuno continental no brincó a la fama sino hasta finales del siglo XIX en las cadenas de hoteles estadounidenses. Este desayuno resultó ser muy conveniente para los hoteles, que eventualmente adoptaron un nuevo modelo de negocios —el modelo continental— en el que el desayuno se incluía como parte de su tarifa base. Hoy, el modelo continental es el estándar en muchos hoteles alrededor del mundo, ya sea que sirvan un desayuno continental u otra opción más elaborada. 

 

Miedo a la crema de cacahuate

¿Qué mejor desayuno improvisado que un sándwich tostado con crema de cacahuate y mermelada? La crema de cacahuate es uno de esos elementos que buscan cualquier pretexto para añadirse al menú del desayuno y hacer el día un poco más indulgente. Claro que hay quienes son incapaces de disfrutar de este pequeño placer culinario; en primer lugar se encuentra la gente alérgica a los cacahuates —una condición severa que afecta al 0.5% de la población—, pero también existe gente con un miedo irracional a que la crema de cacahuate se les quede pegada en el paladar. Esta condición, por si algún día tienen necesidad de nombrarla, se llama araquibutirofobia.

 

¿Huevos en el refrigerador?

La pregunta de si los huevos se deben almacenar dentro o fuera del refrigerador no es fácil de contestar y la respuesta dependerá del país en el que te encuentres. Los huevos son iguales aquí y en China, pero lo que no es igual son los procesos físicos y químicos por los que los huevos pasan desde que salen de la gallina hasta que llegan al supermercado o a la tienda de la esquina. 

En Estados Unidos, por ejemplo, los huevos reciben lavados especiales para eliminar la Salmonella que pudiera estar presente en su superficie. Este proceso elimina a la bacteria, pero también cambia la composición física del cascarón y convierte al huevo en un producto perecedero que requiere refrigeración para mantenerse en buen estado. Ante la incertidumbre, lo mejor es continuar con el tipo de almacenamiento que tienen los huevos en el lugar en el que los compras. Y, si no están refrigerados, nunca está de más una lavadita antes de cocinarlos. 

 

Las bebidas matutinas

La costumbre, la mercadotecnia y la cafeína han instaurado al café como complemento casi obligatorio de un buen desayuno. Sin embargo, la costumbre de iniciar el día con bebidas que alteran el sistema nervioso precede a la adopción universal del café a partir del siglo XVIII. 

En Europa, el uso de bebidas fermentadas y destilados alcohólicos era común durante el desayuno; se sabe que el brandy y otros licores eran muy socorridos durante las primeras horas de la mañana en la Inglaterra medieval, que los romanos recurrieron al pan con vino para desayunar durante siglos y que en ciertas partes de Alemania, el día comenzaba mejor con una buena sopa a base de cerveza. En el México colonial, el pulque y otras bebidas fermentadas se consumían desde las primeras horas del día para hacer más llevadera la jornada. 

La llegada del café disminuyó significativamente la cantidad de bebidas alcohólicas que la gente consumía por la mañana y se ha instaurado como el estimulante más consumido alrededor del mundo. Y esto está muy bien, ya que según un análisis que conjunta los resultados de más de cien estudios previos, el café es bueno para casi todo: es anticancerígeno, previene la diabetes tipo 2, reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares, es un gran antiinflamatorio y además nos mantiene alerta. Eso sí, para sacarle el mayor provecho a sus propiedades estimulantes, la mayor ingesta de café se debe hacer entre las 9:30 y las 11:30 de la mañana. 

 

Corn Flakes para disminuir el deseo sexual

John Harvey Kellogg fue un médico e inventor al que se le atribuyen varios procedimientos médicos y la invención de productos tan necesarios como la crema de cacahuate y las hojuelas de maíz. Kellogg tardó muchas décadas en refinar su idea de un alimento basado en cereales que pudiera prepararse de forma rápida y ser parte de una dieta blanda. Para 1877, la única alternativa al cereal matutino era la “granula”, un cereal hecho con harina de avena, tan duro, que requería ser dejado en leche al menos durante toda una noche antes de ser consumido. 

¿Por qué el señor Kellogg puso tanto empeño en conseguir un alimento blando de fácil preparación? Kellogg fue director del Battle Creek Sanatorium, un lujosos hospital de Michigan, y su idea de desayuno buscaba ser una alternativa saludable y aprovechable por las personas que se encontraban en este centro de salud. Sin embargo, Kellogg también buscaba cumplir con los ideales de la iglesia adventista, de la que tanto él como el hospital formaban parte. Dentro de estos ideales destacan el mantenimiento de  una vida saludable, la templanza y la abstinencia sexual. Kellogg —al igual que la iglesia— creían que esta última meta podía ser promovida a través de una dieta vegetariana en la que abundaran los alimentos blandos; de ahí el empeño de inventar un desayuno nutritivo y de fácil digestión que, de paso, pudiera inhibir el deseo sexual de quien lo consume. 

El cereal como lo conocemos actualmente comenzó a tener éxito a principios del siglo XX, pero la comercialización a gran escala de las hojuelas de maíz no estuvo a cargo de John Harvey sino de su hermano Will, quien decidió agregarle azúcar a la mezcla para hacerla más atractiva. Tal vez John H. Kellogg no logró su cometido de aminorar el deseo sexual de la humanidad con cada desayuno, pero es reconocido como el inventor de las primeras hojuelas de cereal que, según el Salón de la Fama de Inventores Estadounidenses, transformaron completamente la cara del desayuno. 

 

Tocino en el espacio

El tocino es una de las carnes procesadas más antiguas de la humanidad. Hay evidencia de que en China se producía carne de cerdo parecida al tocino desde hace más de  mil años y se dice que el emperador Julio César llevaba un poco de su tocino favorito en cada una de sus expediciones. La fascinación por el tocino en el desayuno es tal, que este fue uno de los primeros alimentos en salir de nuestro planeta. 

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La primera misión del programa Apollo en llevar una tripulación de humanos a la órbita terrestre fue la Apollo 7. En esta misión había tocino en dos presentaciones: en forma de cubitos y como un paquete de tocino canadiense con salsa de manzana. Con el paso de las misiones el tocino se volvió más y más protagónico e incluso estuvo presente en los suministros que se almacenaron en el módulo lunar durante la misión Apollo 11. La primera comida que se celebró en la superficie lunar consistió de cuadritos de tocino, galletas, duraznos, café y jugo de piña.  

 

El triste destino del plátano

El plátano es una de los elementos más asociados con el desayuno alrededor del mundo. La fascinación por esta fruta comenzó a mediados del siglo XIX y se mantiene hasta nuestros días en forma de smoothies, cócteles de frutas, licuados y demás menjurjes matutinos. Existen muchas variedades de plátano, pero la más importante es la Cavendish, un cultivar que llegó a salvar a la industria bananera a mediados del siglo pasado. ¿A salvarla de quién? Pues del más acérrimo enemigo con el que se ha encontrado el plátano en toda su existencia: la Enfermedad de Panamá. 

La Enfermedad de Panamá es producida por un hongo que afecta las raíces de los árboles de plátano y casi acaba con la industria bananera hace unos setenta años. Durante la primera mitad del siglo XX, los plátanos del tipo Gros Michel gozaban de popularidad y éxito en todos los mercados mundiales, tendencia que se mantuvo hasta que la susodicha enfermedad hizo su aparición y borró a la variedad Gros Michel del mercado americano (aún se pueden encontrar estos plátanos en algunos países de Asia). Afortunadamente, la nueva variedad de plátanos Cavendish llegó en el momento justo para tomar la batuta y salvar a la industria y al desayuno, al menos por un rato. 

La variedad Cavendish cojea del mismo pie que su antecesora. La ausencia de semillas viables —una característica que los agricultores han fomentado a lo largo de los años— ha provocado que las poblaciones de plátano para uso comercial sean prácticamente clones. Una baja variabilidad genética es algo muy malo para cualquier población y esto ha dejado al plátano a la merced de enfermedades, parásitos y otros males del mundo natural. Hace no muchos años se encontró evidencia de lo que todos los amantes del plátano temían: una cepa del hongo que produce la Enfermedad de Panamá logró abrirse paso e infectar cultivos de plátanos Cavendish. No quiero sonar fatalista, pero todo parece apuntar a que esta fruta tiene sus desayunos contados.

 

 

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