Mucho se sabe del refinamiento en el que vivían algunos de los reyes y emperadores a lo largo de la historia, pero poco se habla de los lujos de los que gozaban los grandes señores del continente americano, antes de la invasión europea.
Fue el mismo Hernán Cortés quien relató, con extremo asombro, lo que él mismo vio en la ciudad de Tenochtitlan. Una de sus primeras observaciones fue sobre el exuberante palacio de Motecuhzoma, el cual tuvo que recorrer cuatro veces para terminarlo de conocer.