La Denominación de Origen Protegida (D.O.P.) se basa principalmente en distinguir una serie de productos, generalmente de origen agrícola, que por su elaboración, materias primas, técnicas de industrialización o por el medio donde se producen, son de una calidad única y con unas características específicas inigualables. Es decir, si estás consumiendo o vas a consumir un producto con esta certificación ten por seguro que no lo vas encontrar igual en otro lugar. Muchos lugares han dado su salto a la fama gracias a unos productos autóctonos de gran renombre. La comida y bebida almeriense no es menos: estos son nuestros productos certificados.
9 productos almerienses con denominación de origen que debes probar
1. El cordero segureño
El cordero segureño es una raza española de ganado ovino que se cría en las sierras de Segura y La Sagra. Compartimos la certificación con las provincias de Granada, Murcia, Albacete y Jaén, pero los almerienses también podemos presumir de esta carne que se produce en buena parte de nuestra tierra. Aquí lo puedes encontrar en salsa, a la brasa, al horno, etc. Es uno de los platos más tradicionales y de mayor prestigio en muchos restaurantes de la provincia.
2. Caballa y melva de Andalucía
La actividad pesquera alrededor de las caballas, melvas y atunes en las costas andaluzas se remonta a la época de los fenicios y de los tartesos. Desde entonces, las diferentes civilizaciones han continuado con la producción y con la industria conservera en todo el litoral. En Almería, los municipios que destacan en esta producción y que cuentan con denominaciones específicas son Adra, Carboneras, Garrucha y Roquetas de Mar. Además, como esto nos viene de antaño, en muchas zonas de la provincia podemos encontrar restos arqueológicos de antiguas fábricas de salazón y conocer así de primera mano cómo eran las primeras conserveras. Algunos ejemplos de estos restos que tampoco has de perderte son los salazones romanos de Torregarcía y el enclave arqueológico de Puerta de Almería.
3. Jamón de Serón
Este jamón se produce exclusivamente en el término municipal de Serón, en la cabecera del valle del río Almanzora. Según el Consejo Regulador, estas son algunas de sus características: su color al corte es rojo y de aspecto brillante, con un sabor ligeramente dulce y poco salado, de consistencia untuosa y con aromas característicos por sus componentes grasos. Vamos, que se nos hace la boca agua nada más que de imaginarlo. Además, su bajo contenido en sal, debido a su corto periodo de salazón, lo hace un jamón muy característico difícil de igualar. La ubicación del municipio, en la cara norte de la sierra de los Filabres, hace que se den unas condiciones de humedad que oscilan entre el 50% y 55% y con unas temperaturas medias anuales de 14 grados centígrados, lo que produce un microclima adecuado para la curación específica de este jamón que suele permanecer en bodegas naturales de 16 a 20 meses.
4. Tomate La Cañada-Níjar
Si hay algo que bien nos identifica y por lo que Almería es célebre en toda Europa y parte del mundo es por nuestros tomates. Además de ser el motor económico de la ciudad y provincia, ahora existe esta certificación que hace que la experiencia culinaria sea mucho más atractiva. Aunque hay diferentes tipos de tomate, este sello de calidad es para las variedades redondos lisos, asurcados, oblongo o alargado y para el tomate cereza. Entre sus propiedades químicas destacan su alto contenido en azúcares y en licopeno (sustancia química natural que es la responsable del color rojo de las frutas y verduras), salvo en la variedad del asurcado. Las poblaciones donde se da esta D.O. son Almería capital, Huércal de Almería, Pechina, Viator y Níjar. Además, en todas las mesas de cada casa y en todos los bares y restaurantes de la provincia se ofrecen tapas y platos con este producto al que tanta estima le tenemos.
5. Desierto de Almería
No hablamos de geografía, sino de vino. Este vino se encuentra dentro de los denominados Vinos de la Tierra —un nivel de protección de calidad intermedio entre los vinos de mesa comunes y los exclusivos con Denominación de Origen—. Su producción abarca una extensa zona vitivinícola del desierto de Almería y se elabora con variedades de uva de garnacha tinta, monastrell, syrah, cabernet sauvignon y merlot para los vinos tintos; y las variedades de chardonnay, moscatel, macabeo y sauvignon blanc para los vinos blancos. Lo que hace tan especiales estos vinos es la altitud a la que se cultivan las uvas en pleno desierto, a unos 525 metros sobre el nivel del mar, y el choque climático de los días muy cálidos y las noches muy frescas.
6. Laujar – Alpujarra
Esta indicación geográfica perteneciente también a Vinos de la Tierra distingue a los vinos de mesa de la zona vitivinícola del valle de Laujar que abarca los municipios de Alcolea, Fondón y Laujar de Andarax, en la Alpujarra más oriental de Sierra Nevada, y cuyas vides se cultivan desde los 800 a los 1.500 metros de altitud. En esta comarca, el sector se encuentra en pleno apogeo y ocupa una extensión de más de 800 hectáreas e impulsa variedades de vinos espumosos, además de los ya tradicionales blancos, tintos y rosados.
7. Norte de Almería
Producidos en la zona más septentrional de la provincia de Almería —de ahí su nombre—, en los términos municipales de Chirivel, María, Vélez-Blanco y Vélez-Rubio, estos vinos también entran en el catálogo de Vinos de la Tierra. Lo que más define a estos caldos, además de su sabor especialmente fresco y ácido, son sus colores: los blancos son de color amarillo pálido, los rosados se acunan entre el color rosa pálido y el rosa fresa, los tintos son de un rojo muy intenso que llega a alcanzar el color rubí, y los envejecidos son de un potente marrón.
8. Sierras de las Estancias y los Filabres
Estos vinos también se encuentran en la lista de los Vinos de la Tierra y se producen en las comarcas vitivinícolas de las sierras homónimas. Como los anteriores, poseen una serie de características que los diferencian, como los colores y los aromas a frutas y flores. Además, el clima de la zona, con elevadas temperaturas por el día y bajas por la noche y con escasas lluvias y baja humedad durante todo el periodo de maduración, hace que sus características sean mucho más diferenciadas.
9. Ribera del Andarax
Y acabando ya con la saga de los Vinos de la Tierra, tenemos los Ribera del Andarax en la comarca vitivinícola del mismo nombre. Esta zona de producción se encuentra en el curso medio del río Andarax y sus cultivos tienen lugar entre los 700 y los 900 metros de altitud. Existen registros del siglo XVI en los que se habla de la producción de vino en este entorno, pero esta costumbre desaparece casi por completo en el siglo XIX debido a la crisis de la filoxérica —una plaga de insectos procedente de los Estados Unidos que se alimentaba de las hojas y de las raíces de la vid—. En los años noventa del último siglo se experimenta un gran avance en las técnicas de cultivo y se introducen nuevas variedades de uva, renaciendo con ello la tradición e impulsando un nuevo modelo socioeconómico en la zona.