Entre los grandes aportes que México le ha hecho al mundo hay uno muy importante, aunque tal vez no tan conocido: la grana cochinilla o “el oro rojo”, un tinte natural muy preciado en tiempos prehispánicos y de la colonia. La grana cochinilla se obtiene de un insecto (dactylopius coccus) que se reproduce en las pencas del copal.
Ya apreciado por los habitantes originarios, la versatilidad y la calidad del colorante lo convirtieron rápidamente en uno de los más costosos lujos entre las élites del mundo, quienes estaban dispuestos a pagar los excesivos costos de su exportación.