Crédito: putneymark

Todo lo que tienes que saber sobre la grana cochinilla, el oro rojo prehispánico

México
by Xiu 12 Jul 2017

Entre los grandes aportes que México le ha hecho al mundo hay uno muy importante, aunque tal vez no tan conocido: la grana cochinilla o “el oro rojo”, un tinte natural muy preciado en tiempos prehispánicos y de la colonia. La grana cochinilla se obtiene de un insecto (dactylopius coccus) que se reproduce en las pencas del copal.

Ya apreciado por los habitantes originarios, la versatilidad y la calidad del colorante lo convirtieron rápidamente en uno de los más costosos lujos entre las élites del mundo, quienes estaban dispuestos a pagar los excesivos costos de su exportación.

Con la creciente demanda de ganado doméstico durante la colonia, los experimentos con este tinte no se hicieron esperar y se llegó a descubrir que la cochinilla cumplía mayor fijación sobre la lana que sobre el algodón, que era el textil más popular en la América prehispánica.

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Siguiendo con la tradición de la nobleza mexica, la cochinilla tiñó también de de rojo la vestimenta de los príncipes y reyes alrededor del mundo, empezando por Europa y continuando a Persia, surcando los mares desde las costas de Acapulco hasta Manila y Filipinas, convirtiéndola en una verdadera excentricidad.

Bernardino de Sahagún nos relata brevemente sobre la importancia de la cochinilla: “Esta grana es conocida en esta tierra y fuera de ella; llega hasta la China y hasta Turquía, casi por todo el mundo es preciada y tenida por mucho. A la grana que ya está purificada y hecha en panecitos, llaman grana recia, o fina; véndenla en los tianguis, hecha en panes, para que la compren los pintores y tintoreros”.

Desde un inicio de los tiempos, la cochinilla tuvo su principal zona de producción en Oaxaca y, como toda buena historia, este aporte tuvo su fama y su decadencia, que llegó cuando los colorantes artificiales demostraron ser más baratos que la producción de este insecto mágico. Esto no provocó la desaparición total del pigmento, pero sí un desuso significativo. Sin embargo, la reciente a revalorización de los productos naturales frente a los sintéticos la ha puesto en boga nuevamente.

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Clavijero y Humboldt nos cuentan un poco de los orígenes del cultivo en el siglo X de nuestra era, en el actual estado de Oaxaca, lugar que hasta la fecha se proclama con las mejores técnicas para la producción del nocheztli. Bernardino de Sahagún, también nos cuenta sobre la cochinilla, a la que los nativos indígenas llamaban nocheztli (“sangre de tuna”), por la similitud entre la tonalidad de una y otra.

Hoy se le conoce como “grana cochinilla”, debido a que los españoles creían que se trataba de una semilla, pues realmente les importaba más la producción que su origen y cuidados. Sin embargo, su verdadero nombre nos remite a Nochixtlán, en Oaxaca, que es la cuna del oro rojo, aquel que incluso antes de la llegada de los españoles ya era considerado un lujo y que, en la tira de tributos, puede apreciarse como uno de los pagos que los mexica recibían constantemente de los pueblos bajo su poder.