Un aspecto interesante, para acercarse un poco más a la visión filosófica que tenían del mundo los antiguos mexicanos es, sin lugar a dudas, la concepción del tiempo.
En efecto, el tiempo es producto del movimiento. De hecho, a la medida del movimiento le hemos dado la categoría de “tiempo”. Pero es sólo una abstracción: El tiempo no existe, lo que existe es el movimiento. Por ello, del movimiento de la Tierra sobre su propio eje, del movimiento de la Tierra en torno al Sol y del movimiento del Sistema Solar en torno al grupo de estrellas que llamamos Pléyades y del movimiento del planeta Venus en torno al Sol, los Viejos Abuelos dedujeron a partir de la rigurosa observación y de los exactos cálculos matemáticos la cuenta perfecta del tiempo. Y lo hicieron como pocos pueblos en el mundo lo lograron en la antigüedad.