El bistec de toronja.
¿Vieron la gruesa capa que está entre los hollejos y la cáscara? Bueno, la condimentábamos como si fuera un bistec de carne de res y así la tragábamos. Un gran aporte cubano a la cocina vegetariana.
La pasta de oca, el picadillo de soya y el fricandel sin tripa.
Claro que, a pesar del bistec de toronja, Cuba es un país carnívoro, y al gobierno no le quedó más remedio que inventar un surtido de alimentos rarísimos y asquerosos para suplantar a la carne de los cuales, aún hoy, sus ingredientes son secretos. Eso sí, qué desafío era cocinarlos y lograr que pasaran por la garganta…