El Popocatépetl y el Iztaccíhuatl son más que un par de volcanes. Para los que vivimos en el centro de México, estos dos colosos de roca actúan como referentes geográficos; son un paisaje en el que nos perdemos en días despejados; son historia antigua y un nido de leyendas. Dan ganas de acercarse lo más posible a estos icónicos guardianes del Valle de México y existen muy pocas razones para no perseguir este deseo. Acampar en el Iztaccíhuatl te permitirá pasar la noche o todo el fin de semana en la montaña y así podrás recorrer con calma el paisaje infinito de los valles entre los volcanes. Es una experiencia que difícilmente vas a olvidar, pero también es mucho más fácil de lo que esperarías. Aquí algunos consejos para tu visita.
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Llegando al Parque Nacional Iztaccíhuatl-Popocatépetl
El Paso de Cortés es el sitio desde donde vas a comenzar con tu exploración de los volcanes y sus alrededores. Este lugar se encuentra ubicado justo entre el Popocatépetl y el Iztaccíhuatl y es el punto de entrada a la zona de alta montaña del parque nacional. Desde la Ciudad de México, deberás dirigirte al poblado de Amecameca —a menos de media hora de la ciudad por la salida a Puebla— y de ahí seguir las indicaciones hacia el parque nacional.
La carretera que va de Amecameca al parque es muy pintoresca; avanzarás entre bosques de pino y desde algunas de las curvas comenzarás a ver las cimas de los volcanes, impresionantes y enormes, pero aún lejanas. Este camino te llevará directamente al Paso de Cortés. No hay pierde ya que la sección de carretera que continua después de el Paso —en dirección a Tlamacas y a las faldas del Popocatépetl— está cerrada desde que Don Goyo empezó a hacer ruido a finales del siglo pasado.
Nota: No hay opciones de transporte público para llegar hasta el Paso de Cortés. Por esta razón y por las distancias dentro de parque, te recomiendo planear tu visita en auto.
En el Paso de Cortés hay un centro de atención al visitante. Aquí deberás registrarte y pagar tu entrada al parque nacional. El costo de entrada es de $35 pesos y el permiso de acampar cuesta $70 pesos por noche. Ten en cuenta que el horario de acceso al parque está restringido a las horas de operación del centro de visitas. La página de Facebook del parque menciona un horario de 7 de la mañana a 9 de la noche, pero yo te recomendaría no confiarte de estos horarios y llegar a lo largo de la mañana para entrar al parque e instalar tu campamento sin prisas y con los rayos del sol protegiéndote del frío.
En el Paso de Cortés
Mucha gente que visita los volcanes —principalmente aquellos cuya visita no se relaciona con el montañismo— hace base en el Paso de Cortés. Desde aquí puedes realizar caminatas por senderos que se abren camino entre matorrales alpinos y los últimos manchones de pinos que sobreviven a esta altura. Esta es una zona muy importante en cuanto a diversidad de especies y es probable que avistes algunas aves interesantes si pones atención a tus alrededores. La zona es hábitat natural de halcones, charas azules, vencejos, pájaros carpinteros y muchas otras especies. Si tienes mucha, pero mucha suerte, tal vez puedas avistar al animal más icónico de la zona, el conejo de los volcanes o teporingo.
El Paso también es un sitio muy socorrido para sacar fotos del Popocatépetl. Si te gusta la fotografía nocturna, planea tu visita para una noche en la que haya luna nueva y la vía láctea sea visible. ¿Un tip? Entre abril y junio, el centro galáctico se acomoda muy bien detrás de Don Goyo. Si la noche está despejada y no hay luna, tendrás una foto increíble del Popocatépetl con estrellas infinitas prácticamente garantizada.
Si quieres hacer un poco de senderismo desde el Paso de Cortés, te recomiendo recorrer parte del Sendero Alpino. Este camino va del Paso hasta el mirador de la Joya —el punto de reunión para subir al Iztaccihuatl— y atraviesa por zonas bastante pintorescas del valle. El sendero tiene unos siete kilómetros de longitud y recorrerlo te puede llevar buena parte del día. Ten en cuenta que algunos puntos de este sendero están a casi 4000 metros sobre el nivel del mar, por lo que será necesario que te llevas las cosas con calma y te protejas tanto del sol como del frío.
El Paso de Cortés está a 3600 metros sobre el nivel del mar y es posible acampar a los alrededores del centro de visitas (de hecho, esta será tu única opción si llegas al lugar tarde en la noche y el centro ya cerró). La temperatura durante la madrugada —en primavera y verano— puede descender alrededor de los cero grados, por lo que será necesario que lleves un buen saco de dormir y una tienda de acampar aguantadora.
La Joyita
Desde el Paso de Cortés dirígete a La Joyita. Este punto está a unos siete kilómetros de la entrada al parque y se llega por un camino de terracería apto para prácticamente cualquier tipo de vehículo —aunque también puedes llegar a pie por el Sendero Alpino que mencioné anteriormente. En La Joyita y sus alrededores hay varias áreas para acampar y los fines de semana se ponen puestos de quesadillas y demás antojitos para saciar tu hambre de alta montaña. Muchas de las personas que suben a la cima del Iztaccíhuatl montan campamento en esta zona.
Acampar en La Joyita es ideal para disfrutar de los paisajes más impresionantes del parque y recorrer algunos de sus mejores senderos. Esta zona está muy cerca de los 4000 metros sobre el nivel del mar y la cobertura de árboles es prácticamente inexistente; esto quiere decir que aquí hace mucho más frío que en el Paso de Cortés y el viento puede ser mucho más intenso. Si vas a pasar la noche aquí, será necesario que tengas una tienda de cuatro estaciones (yo uso una GeerTop Toproad que aguanta muy bien estos fríos) y un saco de dormir para temperaturas menores a los cero grados.
Desde La Joyita tendrás la postal más impresionante del Iztaccíhuatl pero también el acceso a muchos de los senderos más bonitos de la zona. Puedes, por ejemplo, seguir el camino del río hasta Los Centinelas —un conjunto de peñas que se observan al fondo del valle—, hacer una caminata hasta la roca conocida como boca de tiburón, realizar una sección del Sendero Alpino, observar el Popocatépetl desde la cima del cerro Altzomoni, e incluso seguir la ruta de los pies para ascender al Izta y llegar fácilmente hasta el primer portillo. Ojo: aunque este último ascenso es relativamente sencillo y no requiere necesariamente de equipo, debes estar consciente de que te encuentras en condiciones de media montaña. No te alejes del sendero, préstale mucha atención al camino y a tu cuerpo y desciende inmediatamente si comienzas a sentir cualquier malestar.
Recuerda que estás en una de las áreas naturales mejor conservadas de México. Deberás ser muy estricto en el manejo de tus desechos para dejar el área en las mismas condiciones en las que lo encontraste.
Algunos consejos puntuales
Hay muchas formas de disfrutar los paisajes que se encuentran a las faldas del Iztaccíhuatl, pero todo se disfruta mucho más con un poco de planeación extra. Estos son algunos de los puntos que debes tener en cuenta si deseas acampar en este parque nacional.
Cuidado con el mal de montaña
En la montaña tu cuerpo está sometido a niveles de estrés considerables. El mal de montaña es un conjunto de síntomas —dolor de cabeza agudo, alteraciones en la presión, náuseas y vómito— que pueden arruinarte el viaje de forma inmediata. Para prevenirlo debes descansar bien antes y durante las noches que pases en la montaña, hidratarte constantemente y consumir alimentos altamente calóricos de forma regular. Evita fumar, beber alcohol y consumir drogas en la montaña. Intenta llevarte las cosas con calma y acostumbrate a la altura antes de comenzar con cualquier actividad física demandante. Si te comienza a doler la cabeza —aunque sea poco— y una aspirina no lo soluciona, intenta llegar a una zona de menor altitud de inmediato.
Aguas con el sol y con el frío
A esta altura no hay árboles y el sol pega con todo. Lleva bloqueador solar de alto índice y haz buen uso de él. Durante la noche, las temperaturas descienden considerablemente y normalmente se ubican por debajo de los cero grados centígrados. Lleva ropa especializada y tantas capas extras como te sea posible. El doble calcetín, las mantas térmicas y un saco de dormir tipo momia pueden ser tus mejores amigos durante la noche.
¿Cuándo visitar?
La mejor época para explorar el parque es durante la primavera y los primeros meses de verano. Ten en cuenta que aquí las lluvias normalmente se traducen en tormentas de aguanieve, así que no olvides revisar el pronóstico del clima antes de lanzarte a la aventura. No es recomendable visitar la zona durante los meses más fríos.
¿Qué más llevar?
No escatimes en agua. Lleva frutas, nueces y barras energéticas para ir comiendo durante tus caminatas y sandwiches o quesadillas para las comidas más sustanciosas. Deberás llegar bien preparado con suministros desde Amecameca, ya que en el Paso de Cortés no hay tiendas. En La Joyita hay venta de comida, pero los puestos no abren todos los días.
Además de muchísima ropa de frío, lleva unas buenas botas o tenis con buena suela que te protejan los tobillos. Y si quieres facilitarte la vida mucho más, consigue un par de bastones de senderismo y úsalos en todo momento.
Infórmate
En el centro de visitas del Paso de Cortés puedes obtener informaciòn sobre los senderos del parque e incluso contratar a un guía que te facilite los recorridos.