Noruega, Suecia, Finlandia, Dinamarca e Islandia provocan una extraña fascinación. Quizá por su clima tan frío en invierno, por el hecho de que en esos meses no se haga (casi) de día y en verano no se haga (casi) de noche, o por estar siempre en los primeros puestos del ranking de países más felices del mundo, el caso es que viajar a los países nórdicos es algo que atrae a mucha gente. Si aún no has caído bajo su influjo, lee esto. Al acabar, empezarás a buscar vuelos.
Son los países más felices
Todos los años la ONU publica su Informe de Felicidad Mundial y todos los años estos cinco países ocupan la mitad del top 10, en distintas posiciones. En 2019, el orden quedó así: Finlandia es el país más feliz del mundo, seguido por Dinamarca, Noruega e Islandia en el segundo, tercer y cuarto puesto, respectivamente. Suecia se queda en el séptimo puesto (aunque sube dos con respecto a 2018). No está mal, ¿no?
Aunque llama la atención que países en los que hay unos seis meses con muy pocas horas de luz y con un clima tan duro sean tan felices (y contrasta con las famosas altas tasas de suicidio de Finlandia, que en comparación con otros países no lo son tanto), lo cierto es que tienen razones para esa felicidad: son países con muy buen PIB, corrupción política prácticamente inexistente, un estado del bienestar que funciona muy bien y lazos de comunidad muy fuertes. Y son preciosos.
Sus paisajes te dejarán boquiabierto
Una de las ventajas de estar tan al Norte del mundo y tener un clima tan duro en invierno es que hay muchas áreas con muy poca densidad de población —con excepción de Dinamarca (con un clima mucho más afable), que tiene 135 habitantes por km2—. Todo esto deja largas extensiones en estado de naturaleza virgen. Bosques frondosos salpicados de lagos, campos, islas e islotes, cascadas, paisajes volcánicos en Islandia, fiordos en Noruega, acantilados… Muchas de estas zonas son parques nacionales y por lo tanto están protegidas, garantizando así su conservación.
Por supuesto, si eres amante de los deportes de naturaleza aquí serás muy feliz. Senderismo, escalada, bicicleta…
Auroras boreales
¿Tienes una lista de cosas que quieres hacer o ver antes de morir? Es muy probable que uno de los puntos sea ver una aurora boreal, ese fenómeno en el que el cielo nocturno se tiñe de tonos entre el verde y el rosa. Y los países nórdicos tienen algunos de los lugares en los que tienes más posibilidades de ver una.
Tendrás que ir en la época adecuada, entre octubre y marzo, aunque cuanto más cerca del solsticio de invierno estés, mejor. Noches más largas hacen que haya más horas con posibilidades de ver la aurora. Y, aunque en todos los países nórdicos es posible verlas, cuanto más al norte y lejos de contaminación lumínica, más fácil será. Lo mejor es que cuando estés organizando el viaje investigues qué puntos de observación tendrás más a mano.
Cultura de sauna y lagos
La palabra sauna es finlandesa, así que ya sabes adónde tienes que ir a probarla. Pero en realidad puedes hacerlo en cualquier país nórdico: en todos ellos —quizá un poco menos en Dinamarca e Islandia, donde en cambio son muy de aguas termales— las saunas son algo muy normal y parte de su cultura. En muchas casas tienen su propia sauna, aunque también encontrarás muchísimas saunas públicas en las que sentarte a sudar.
La experiencia completa es la de las casas en el lago: desde las más tradicionales (casitas de madera sin agua corriente ni electricidad) hasta las más modernas tienen una sauna al lado, normalmente de madera también. Tras estar un rato en la sauna (casi siempre desnudos), refréscate con un baño en el lago y vuelve otro rato a la sauna. Para esto es ideal tener amigos locales que te lleven a sus casitas del lago y te enseñen cómo se hace de forma habitual.
Sus veranos
Entre las hordas de turistas que sueles ver en verano en la mayor parte de destinos del mundo no suele haber muchos nórdicos. Y no solo porque no son muchos, sino porque suelen viajar el resto del año y quedarse en casa en esos meses en los que su propio país es simplemente perfecto. Depende, por supuesto, del país y del lugar en el que estés, pero por lo general las temperaturas son suaves y agradables y salir a disfrutar de la naturaleza es muy bueno para el espíritu.
Como viajero lo notarás enseguida, sobre todo si estás en esos primeros días de verano: las calles se llenan de gente y terrazas, todo el mundo está haciendo planes para salir a la naturaleza (a hacer deporte, a pasear, a nadar, a recolectar bayas o, ya en agosto, setas, etc.) y ves claramente esa felicidad de la que tanto se habla.
Sus ciudades
Aunque uno de los grandes atractivos de los países nórdicos sea su naturaleza, no visitar sus ciudades sería un error. Son pequeños paraísos urbanitas y una especie de viaje al futuro o a una realidad utópica paralela: ¿cómo son las ciudades sostenibles? Puedes leer sobre el tema o puedes pasear por Oslo, por Helsinki, por Estocolmo, por Copenhague. Una red de transporte público que lo cubre todo, muchísimas bicis y carriles bici, muchos coches eléctricos…
Son además ciudades bonitas y paseables, llenas de parques y zonas verdes, con edificios históricos y modernos y museos de lo más interesante. Arte (en Noruega no te pierdas El grito de Munch, que yo vi en dos museos —porque Munch hizo varios—), diseño, etnografía, barcos vikingos, ABBA (en Estocolmo, claro), los Nobel, narices (sí, en Copenhague)…