Para ser completamente honesto con ustedes, debo decirles que disfruto mucho de Halloween. Me gustan las fiestas de disfraces, las películas de miedo y hasta las calabazas con velita enmedio. Sí, se trata de un festejo sumamente comercial en México (igual que el Día de San Valentín, el Día de las Madres e incluso la Navidad – sí, la mismísima Navidad), pero eso no quiere decir que la gente no pueda disfrutar de esta fiesta a su manera.
El problema con Halloween y todo lo relacionado a esta celebración es que nos está arruinando una de nuestras festividades más arraigadas: el Día de Muertos.
Todo comienza con una pésima coincidencia temporal. Halloween es la antesala del Día de Todos los Santos, mientras que el Día de Muertos arranca al día siguiente y continúa el día después. (Sí, nuestro “día” de celebración a los muertos en realidad se compone de dos días: el primero de noviembre dedicado a los niños difuntos y el día dos en el que se recuerda a los adultos que han fallecido.)
El hecho de que ambas festividades estén tan cerca en el calendario y que las dos entren en la categoría de lo sobrenatural ha provocado que la gente comience a mezclarlas. En años recientes, se ha vuelto cada vez más común encontrar parafernalia Halloweenesca en nuestros altares de muertos (las ofrendas que se erigen en cada hogar mexicano para celebrar a nuestros muertos). Calabazas, murciélagos, pinches arañas de miedo, brujas y toda una comitiva de monstruos le han ido tomando confianza al pan de muerto, a los tamales y a las calaveritas de azúcar. Incluso han hecho apariciones estelares en el papel picado que usamos para dar color a las ofrendas. ¡No se metan con nuestro papel picado!
¿Saben qué es lo peor de todo este asunto? ¡Que los muy cabrones encajan a la perfección! Las flores de cempazuchitl con su color naranja brillante y esas flores moradas a las que la gente conoce como moco de pavo, se ven perfectamente coordinadas junto a las calabazas y… los gorros de bruja morados. ¡Espero con temor el día en que a las calaveritas les comiencen a crecer tallos de calabaza y la síntesis de Halloween y Día de Muertos sea total!
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Otra tradición mexicana que está sufriendo metamorfosis severas es pedir calaverita. De forma muy similar al dulce o travesura, los niños mexicanos han salido a pedir su calavera desde tiempos inmemoriales. Esta tradición se remonta a la colecta de comida y dulces para las ofrendas, donde los niños anuncian sus intenciones poniendo una vela dentro de una caja o alguna fruta tallada en forma de calavera (igualito que el jack-o’-lantern de Halloween).
Hoy en día, los niños mexicanos toman las calles por asalto en disfraces de Halloween y canastitas de plástico en forma del monstruo de moda para pedir calaverita, pero muchas veces no se conformarán con simples dulces, lo que de verdad quieren ¡es dinero!
Te encontrarás con esta horda de mini monstruos en cada esquina y cada plaza pública, y algunas veces ni siquiera serán niños sino adultos que no necesitan de un disfraz para darte el susto de tu vida. Siempre que alguno de estos personajes me aborda me pongo a pensar en ‘¿qué tanto miedo le debería tenerle a la persona detrás de la máscara de miedo?’. Por sí las dudas, no está de más tener un poco de cambio a la mano.
Antes del 16 de Septiembre (el Día de la Independencia de México) cada centro comercial está lleno de decoraciones patrióticas. ¿Qué pasa después del 16? ¡Halloween! Y desde la primera semana de octubre, los maratones de películas de terror inundan todos los canales de televisión (lo cual, pensándolo bien, está bastante bueno).
Pero lo peor de todo este asunto es que cada fiesta de cumpleaños que tiene la suerte de caer en estas fechas se convierte automáticamente en una fiesta de Halloween. Incluso si eres de los que piensan que disfrazarse es algo ridículo, sabes que también hay algo de ridiculez en ser el único disfrazado de ti mismo en una de estas fiestas.
Permítanme terminar aclarando de qué se trata el Día de Muertos: es la fiesta en la que recordamos a todos nuestros familiares y amigos que han dejado este mundo y en la que recordamos nuestro tránsito efímero por la vida con una gran sonrisa. Combina nuestras raíces prehispánicas con la tradición cristiana, generando una mezcla especial y compleja, cargada de simbolismo y adaptaciones locales (no, no todo es vestirse de catrinas… por divertido que eso sea).
Si la gente de México desea celebrar Halloween, está bien, pero por favor mantengan Halloween en octubre y el Día de Muertos en Noviembre. Son festejos completamente distintos y cada uno merece su dosis de atención y respeto.