Saber contar en “cuartas” la verdura.
Haber merendado rosquilletas en muchas ocasiones.
Tener un bar favorito para almorzar.
Haber estado a punto de ser atropellado por una bici, moto o patinete.
Saber cuál es el barrio «pijo» de la ciudad, y cuál era el barrio “pijo” hace 15 años.
Haberte deslizado por las faldas de Gulliver.
Haberte maravillado con una puesta de sol en l’Albufera.
Saber lo que es una barraca y dónde encontrar una.
Haber hecho un pícnic o similar en el cauce del río Turia.
Conocer a alguien que vivió “la ruta” con intensidad.
Haber subido a la montaña del parc de Capçalera (para menores de 35 años).
Saber qué noche del año se celebra la nit del foc.
Haber explicado que la nit del foc y la nit de la cremà son diferentes.
Saber que en el Cabañal no hay cabañas.
Reconocer el sonido de las cotorras.
Haber confundido recientemente el Convento del Carmen y el Centro del Carmen.
Saber qué es el Alinghi .
Haber gastado de más en rebajas por la calle Colón.
Conocer dónde hay una calle donde la gente todavía sale a la fresca.
Haber degustado las tortillas del Alhambra.
Tener identificados a los chungos de tu barrio por sus apodos “el Rata”, “el Van Damme”, “el Rulas” o “el Chino”.
Haber pasado algún domingo por el rastro de Mestalla.
Saber que los frutos de las naranjos de la ciudad son decorativos, no comestibles.
Asumir que cualquier noche al asomarte por la ventana puedes ver castillos de fuegos artificiales.
Haber dicho alguna vez “la luz de València es única”.
Saber dónde hay un cartel de “hasta aquí llegó el agua en la riuà”.
Haber ido al velódromo y no precisamente a ver competir bicicletas.
Saber que es más fácil comer hamburguesas y pizzas en tu barrio que un buen arroz al horno.
Saber que un buen “forn” puede ser el paraíso terrenal.
Haber ido a la Malvarrosa alguna vez en San Juan a mojarte los pies.
Saber que el centro de la ciudad tiene las paredes llenas de ninjas.
Tener un máster en esquivar cacas de perros en las aceras.
Haber comido un bocadillo con patatas fritas dentro.
Haberte arrepentido alguna vez de haber almorzado allioli.
Haber ido alguna vez de botellón al parking del Poli (para menores de 40).
Haber visto a más de una pareja de novios hacerse fotos en la Ciudad de las Ciencias.
Saber que los cromos se cambian en la plaza Redonda.
Haber tenido que hacer alguna vez “copago”, primero al gorrilla y luego a la zona azul.
Conocer la diferencia entre el puerto y el grao.
Haber aparcado más de una vez en el descampado del barrio.
Saber que una vez nevó en Valencia. 