En el año de 1933, un grupo de excavadores encabezado por el arqueólogo José García Payón hizo un descubrimiento que confundiría por completo a México, relacionado a romanos en la época prehispánica. Al interior de un entierro prehispánico en Tecaxic-Calixtlahuaca, en el Valle de Toluca, se halló una escultura pequeña de la cabeza de un hombre barba que databa del año 200 a.C., representación de un hombre romano.
Pero no fue lo único, pues ahí mismo se encontraba un ajuar funerario muy rico, que contenía oro, cristales de roca, piezas de hueso y fragmentos de cerámica, todo intacto bajo tres gruesas capas de suelo, al pie de un templo prehispánico.
Esto representó, para muchos, la caída de la versión imperante, que sostiene que fue Cristóbal Colón el primer europeo que llegó al continente americano.
Una vez analizada la pequeña escultura encontrada en Tecaxic, Calixtlahuaca, García Payón estableció su fecha de creación había sido entre 1476 y 1510 de nuestra era y, como recordarás, Colón llegó a América en 1492, mientras que Cortés llegó al actual territorio mexicano en el año de 1519.
Es decir, ambos llegaron mucho después de las fechas establecidas por Payón.
Entonces, ¿hubo romanos en la época prehispánica de América?
Las sorpresas no acaban allí, con los dichos de Payón. Durante años, la “cabeza de Tecaxic-Calixtlahuaca”, como hoy en día se le conoce, estuvo en el abandono hasta 1961, año en que el austriaco Robert Heine-Geldem declaró que la escultura había sido hecha en el año 200 a.C., es decir 1200 años antes de la fecha que Payón había datado.
Claro que estas afirmaciones trajeron consigo aún más preguntas que respuestas y, ya para 1990, el arqueólogo Bernard Andreae, que en ese momento era director del Instituto Arqueológico Alemán de Roma, confirmó que aquella era una cabeza romana. Además, agregó que:
«El examen de estilística nos dice, más precisamente, que es una obra romana. Presenta en el corte del cabello y la forma de la barba los rasgos típicos de los emperadores severianos (193-235 d.C.) exactamente la moda de la época».
Dicha opinión fue citada por investigadores como Romero Hristov (profesor de Antropología de la Universidad de Nuevo México), y Santiago Genovés, en el estudio «Evidencias mesoamericanas de contactos transoceánicos precolombinos«, en el que se refieren diversos descubrimientos de piezas romanas en otros puntos de América, como las monedas halladas en 1963 en la construcción de un puente en el río Ohio de Louisville.
Incluso a la fecha no existe una explicación clara sobre el origen de esta cabeza y la respuesta más aceptada es que fue colocada intencionalmente por uno de los asistentes de Payón, aprovechando un descuido del arqueólogo. Otra hipótesis afirma que la pieza fue puesta ahí en los primeros meses después de la llegada de los españoles, y hay quienes dicen que pudo haber llegado de Asia en la época prehispánica. Sin embargo, hasta la fecha, no hay nada concreto.