1. Tus facturas tienen nombres puestos por panaderos anarquistas.
Bola de Fraile, vigilantes, suspiro de monja, cañoncitos de dulce de leche, sacramento…
Bola de Fraile, vigilantes, suspiro de monja, cañoncitos de dulce de leche, sacramento…
Y aunque dicen por ahí que el alfajor es un invento árabe, para vos es tan argentino como la celeste y blanca.
Y si tenés más de 30, te da nostalgia la idea de que vuelva el vino en damajuana.
Uno se puede dar una vuelta por las provincias Argentinas en la góndola de vino del súper: mendocinos, de Neuquén, sanjuaninos, salteños…
En lo que todos coinciden es que los helados que se consiguen en Argentina son exquisitos, ¡ma’ que gelato italiano!
Y en el extranjero llegás a pagar fortunas por el dulce manjar…
“Que las cordobesas son las que tienen pasas”, “que no, que esas son las tucumanas”, “que las salteñas con papa son las mejores”, “que los que le ponen azúcar o miel arriba tienen que cortar con tanta dulzura…”.
Con el chimichurri estás hecho en muchos casos. Eso no significa que renuncies a probar la comida mexicana, coreana o india… pero te asegurás de tener a mano algo líquido para apagar el fuego.
Para vos el desayuno es mate o café con leche con algo dulce, como una tostada, unas galletitas o una facturita.
¡Pero vas encantado! ¿Qué mejor plan que compartir?