Si le dices que sí a más de 10 señales… ¡Felicidades! Tu estómago es más criollo que la Vaca Mariposa.
2. No entiendes esos desayunos con galletas y mermeladas. ¿Dónde están las caraotas y la carne?
3. Está claro que todo sabe mejor con queso. Y si no vives en Venezuela, sufres el eterno peregrinaje de conseguir queso blanco fresco. ¡¡Por favor, un poquito de Guayanes para esta pobre alma!!
4. Es una señal inequívoca de que disfrutaste tu comida si se te escurrió el suero de la arepa sobre el plato, se te cayeron las papitas de perro o te manchaste de guasacaca y picante.
5. Para ti, no hay discusión que valga: las hallacas de tu mamá (o tía, abuela, madrina) siempre serán las mejores del mundo.
6. Sabes que comerte una “diabla” en Plaza Venezuela puede ser la mejor comida que tengas en el año… O la peor.
7. El raspado con mucha leche condensada, el panqué Oro y los tequeñones fueron parte de tu dieta cuando eras niño.
8. Puedes agregar aguacate a todas las comidas. Escúchese bien: a TODAS.
9. Sabes bien que la arepa no es solamente un desayuno. Una buena arepa no tiene horario ni fecha en el calendario.
10. Te riges por dos reglas simples: no hay fiesta sin tequeños, ni playa sin tostones.
11. Para ti, nada sabe mejor que un buen sancocho o cruzado hecho a la leña… Y si te lo comes a la orilla de la playa o un río mucho mejor.
12. Estás convencido de que empanada sin salsas no es empanada.
13. Le serás fiel al Toddy por siempre y para siempre, pase lo que pase.
14. En tu mundo, hay dos tipos de personas: las que le ponen azúcar a las caraotas y le sacan las pasas al Pan de Jamón y las que no. ¿En qué bando estás tú?
15. Sabes que nada reanima mejor por las mañanas que un guayoyo recién colado.
16. No necesitas grandes preparaciones para ser feliz: con un diablito con salsa rosada tienes dicha segura.
17. Para ti, la chicha será siempre blanca, cremosa, dulce y con mucha leche condensada.
18. Sabes reconocer de lejos si el mango es de hilacha o de manga.
19. Y hablando de mango… con él aprendiste que la sal y el adobo hacen milagros.
20. Con o sin queso, nadie mata mejor un antojo dulce que un golfeado recién hecho.