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11 Señales de que creciste en la República Dominicana

by Rebecca Scott 20 Oct 2015

1. No permites que los cortes de electricidad te pongan de mal humor.

Cuando eras chica, llegabas a tu casa, lista para entretenerte con un episodio de El Chapulín Colorado, y al usar el control remoto te dabas cuenta de que era momento de cambiar de planes. “Bueno, se fue la luz», pensabas, y pasabas a la siguiente cosa, aún si se trataba de hacer la tarea. Así que de grande sabes que lo malo pasa… y la luz termina volviendo.

2. Confías en que un «Público» te llevará donde quieras de noche y día.

Sabes que esa guagüita se vende para 7 pasajeros… y que en la capital, esa misma guagüita puede sostener a 25 personas a la vez.

3. Has estado bebiendo café desde antes de aprender a ir al baño solito.

Y uno de tus mejores recuerdos de la infancia incluye a tu Buela ayudándote a preparar un café con leche en las tardes.

4. Tu alacena está llena de cosas que has comprado en el semáforo… y que aún no sabes si realmente las necesitas.

Y seamos honestos… es muy probable que hayas comprado tu perro en la esquina 27 de Febrero y Avenida Tiradentes.

5. Para ti, las motocicletas son la ‘Minivan’ dominicana.

Manejas por las autopistas dominicanas y no te asustas cuando ves a familias de tres o cuatro viajando a Bani, llevando toda clase de equipaje sobre la cabeza, siempre sonriendo.

6. Te vistes bien hasta para ir al supermercado.

Cuando fui a vivir a los Estados Unidos, a mi madre estadounidense le tomó varios meses de persuasión sutil hasta que finalmente me sentí cómoda poniéndome chancletas para ir al super.

7. Tienes un amor ilimitado por La Panadería Nitín.

Si tus cumpleaños se celebraron en la capital durante los ’80, todos tus bizcochos vinieron de aquí.

8. Has llamado al colmado en la esquina para ordenar cositas que necesitas para completar la cena.

Además de que, cada tanto, te das una vuelta por ese garage transformado para beber un cafecito o una cerveza con los vecinos. Así que…

9. Sabes que en todo colmado puedes encontrar las conversaciones más interesantes, siempre acompañadas por una Presidente.

Y aunque deberías estar acostumbrada, te sigues preguntando cómo hacen los restaurantes y cafés para servir esta cerveza con unos cuantos cristales de hielo perfectos, cuando en realidad se siente tan fría que debería de estar congelada.

10. Dentro de tus expectativas, cuentas con que siempre haya alguien que te puede conseguir unos cocos.

Para ti es de lo más normal estar visitando la playa y encontrar a un muchacho que llega con una sonrisa y un machete listo para escalar esa palma y bajarte unos cocos a cambio de… unos cuantos dólares.

11. Tomas tu siestas a la 1:00 de la tarde…

Y tus amigos que no son dominicanos se mueren de los celos cuando les cuentas sobre tus siestas.


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