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11 seres fantásticos y leyendas que habitan los paisajes de la Argentina

Argentina
by Verónica Roselló 15 Aug 2018

1. La maldición de la virgen de Tilcara

Tilcara está ubicada en el corazón de la Quebrada de Humahuaca, provincia de Jujuy, un sitio mágico lleno de historia, cerros de distintos colores y cielos intensamente celestes. Si bien esta tierra fue ocupada por distintos pueblos desde hace más de 10.000 años, la leyenda que envuelve una maldición es de las más recientes.
Durante 1986, antes del Mundial de México, la selección argentina de fútbol viajó hasta allí a hacer una pretemporada y los jugadores le prometieron a la Virgen de Tilcara que si salían campeones volverían a agradecerle.

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El equipo consiguió el título en tierras aztecas con Diego Maradona como estrella, pero nunca volvió a cumplir su promesa… Dicen que por eso el equipo argentino nunca más volvió (ni volverá) a ganar un mundial.

Poco antes del Mundial Rusia 2018 los campeones del ‘86 volvieron a Tilcara a cumplir la promesa y así saldar la deuda y terminar con la maldición. ¡Habrá que esperar al próximo mundial, en 2022 a ver qué pasa!

2. Nahuelito

En las heladas aguas del lago Nahuel Huapi, uno de los más bellos del sur argentino, vive una criatura monstruosa que sería un sobreviviente de la época de los dinosaurios, probablemente un “plesiosaurio”. Un ser que se come a los animales que están tomando agua del lago.

 

El origen de la leyenda se remonta a relatos indígenas previos a la conquista, cuando los primeros exploradores obtuvieron de los nativos del lugar leyendas acerca de encuentros ocasionales con monstruos acuáticos. El primer avistamiento registrado data de 1910, y el último de 2016, aunque fue durante mediados de los ‘80 cuando se lo vio con mayor claridad.

Los mapuches -pueblo originario de la zona- lo llaman “cuero” porque dicen que su cuerpo está cubierto de cuero de vaca y, además, aseguran que Nahuelito no sería el único, cuentan que hay varios en toda la región. Una versión sudamericana de Nessie, el monstruo del lago Ness.

 

3. Caá-porá

Se trata de un gigante que habita los montes del área guaraní, en la zona del litoral, donde están las maravillosas Cataratas del Iguazú.

Es un varón de estatura gigantesca, de extrema pilosidad y enorme cabeza, al que se lo vio fumando una macabra pipa compuesta de un cráneo y huesos humanos.

A pesar de su terrible aspecto, el Caá-porá puede ser bueno para los hombres que se topan con él: como vive en los sectores más inaccesibles del monte, sólo los cazadores tienen alta probabilidad de encontrárselo y, si el motivo de la cacería es proveerse de alimento, el caá-porá quizás guíe a los perros de presa hasta las fieras. Sin embargo, si considera que los cazadores sólo buscan dañar a los animales bajo su protección, el caá-porá puede devorar a los animales que el hombre mata para que la cacería no tenga éxito, hacerse invisible y golpear a los perros de presa para que pierdan el rastro o sencillamente atacar a los cazadores y asesinarlos, devorándolos luego.

Si un cazador regresa de su viaje atontado y con los sentidos adormilados, se sabrá que ha sido víctima de uno de los duraderos embrujos del caá-porá.

4. Coquena

En Salta y Jujuy se lo llama Coquena, y en Tucumán, Catamarca, San Juan y La Rioja, se lo conoce como el Llastay. No es ni más ni menos que el protector de las vicuñas y guanacos. Según la leyenda, vaga por los cerros durante la noche conduciendo rebaños cargados de oro y plata y premia a los buenos pastores con piezas de plata u oro.

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Pero también castiga a los cazadores inescrupulosos, en especial a los que cazan con armas de fuego. Sus descripciones varían pero generalmente se lo representa como un ser de baja estatura que viste gorro con orejeras, poncho, sandalias y collar de víboras. También se le atribuyen dos manos, una de plomo para castigar y una de lana para acariciar a los animales.

5. Pillán

En la Patagonia, los integrantes de los pueblos mapuches creen en un poderoso y antiguo espíritu llamado Pillán (trueno), que vive en las cimas de la cordillera de los Andes fraguando la tormenta. Según la leyenda, sus hachas son los rayos que cortan de un golpe los viejos robles. Para eso debe invocarse diciendo cuatro veces su nombre.

6. La luz mala

Esta es una de las leyendas más populares de la Argentina y se origina en las rutas provincianas del norte, donde la luz mala se hace presente en las noches, en zonas de kilómetros de tierra despoblada sólo atravesada por caminos y algún que otro paraje perdido en la montaña.

La luz aparece de repente entre los oscuros caminos -a veces inmóvil y otras persiguiendo al observador- y encandila a quien la vea. Algunos dicen que es el alma de algún difunto que no purgó sus penas. Otros dicen que es el farol de Mandinga (así se lo llama al diablo), que aparece en lugares en los que hay enterrados tesoros de oro y plata, y que la luz es el espíritu del antiguo dueño tratando de alejar del lugar a los extraños.

Aunque hay quienes sospechan que ésta es la verdadera luz mala:

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7. El Pombero

Esta es una leyenda de origen guaraní, en el litoral argentino, donde la frondosa selva subtropical alberga a cientos de especies de coloridas aves. El Pombero es el duende protector de los pájaros, y como tal ataca a toda persona que merodee por sus zonas de influencia, cazando o molestando a las aves.

Se lo describe como un hombre corpulento, bajo y oscuro, con ojos chatos, cejas de pelo largo y es especialmente hostil con los niños, ya que éstos suelen procurarse alimento o diversión cazando aves.

Una típica advertencia de los padres de la región a sus hijos es que eviten a toda costa el alejarse de sus casas e internarse en el monte, ya que el Pombero, del que se sospechan propiedades vampíricas, es afecto a raptarlos para beber su sangre y dejar su cuerpos muertos colgados de un árbol.

8. Calcurá

En la provincia del Neuquén, en el sur argentino, se cree que hay un tipo de piedras negras (conocidas como melimilla) que tienen en su interior apresada el alma de un brujo. Estas piedras están en los caminos que parten desde San Martín de los Andes hacia Chile, y los que van desde el Lago Lacar hacia el paso fronterizo de Hua Hum.

Para evitar la naturaleza perversa de este ser, quien se choque con estas rocas debe rezar: “Piedra melimilla déjame pasar te lo ruego y te tengo esta luz encendida, para ti la tengo, déjame pasar, soy amigo sincero, no mato, no robo animales, vengo de buen padre y bien sabe la machi quien soy, déjame pasar que te traeré un regalo de Chile” .

9. Cerro Uritorco

En el Valle de Punilla, provincia de Córdoba, está Capilla del Monte, un encantador pueblo serrano lleno de magia y encanto. Es uno de los lugares preferidos de los amantes de los ovnis, pues se cree que en el cerro Uritorco hay una base extraterrestre. Las leyendas son muchas, pero todas coinciden en que seres de otro planeta visitan este lugar cargado de una energía particular.

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10. El Cardón

Esta historia está relacionada con los cardones en el área cercana a Amaicha del Valle, comunidad indigena argentina. Se cuenta que en época de la conquista el inca líder hizo que cuatro miembros de la tribu se apostaran en cuatro puntos estratégicos, reunieran a otros guerreros y atacaran por sorpresa a los españoles. Los chasquis (mensajeros incas) eran los encargados de hacer llegar la señal. Sin embargo, estos no pudieron hacerlo dado que fueron apresados y asesinados.

Los indios apostados en los puntos estratégicos vieron pasar a las tropas españolas atacarlas pues no habían recibido la orden. Los conquistadores siguieron su camino, y los indios se quedaron en dichos puntos, esperando. La leyenda cuenta que Pachamama (la madre naturaleza), al ver que estos no se movían de su sitio, tuvo compasión de ellos, los adormeció poco a poco y los convirtió en cardones, un tipo de cactus lleno de espinas, para que ninguna persona pueda interrumpir su sueño.

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11. El duende de los valles Calchaquíes

La zona de los valles Calchaquíes es un sistema de valles y montañas en el noroeste argentino que guarda algunos de los más hermosos paisajes de la región. Entre su geografía hay antiguos pueblos y sitios precolombinos y coloniales como Cachi, Amaicha del Valle, Santa María, Cafayate, San Carlos, Angastaco, Molinos, Seclantás y Tafí del Valle.
En esos poblados se cuenta que un niño que murió sin ser bautizado deambula con forma de duende entre las montañas: lleva un sombrero grande y llora como un bebé.
El primer encuentro lo protagonizó un arqueólogo que se encontró con esta criatura sollozando en el cerro y al acercarse, el nene dijo con rostro diabólico: “Tatita, mírame los dientes”.

La segunda historia ocurrió en Tafí del Valle, donde un peón vio al duende conversando en un zanjón con un niño que estaba a su cuidado y, cuando el hombre se acercó, las dos criaturas desaparecieron.