El vídeo y el texto que se reproducen a continuación hacen una divertida caracterización de los argentinos. Empieza diciendo «los argentinos están entre vosotros, pero no son como vosotros», y uno enseguida piensa que lo están comparando con un alien. Le compartí el texto a un amigo ecuatoriano y le pareció que nos describía a la perfección… especialmente porque al conocernos ha tenido el placer de comprobar como «los argentinos tenemos dos problemas para cada solución, pero intuimos las soluciones a todo problema».
La autoría de esta compilación de atributos no es muy clara. Algunas páginas la adjudican a Julián Marías, un filósofo español. Sin embargo, esto ha sido refutado por este blogger. Pareciera que toda la primera mitad del texto plagia a «He aquí que el Profeta hable de los cubanos» (diario Las Américas, Miami, diciembre de 1986), de Luis Enrique Aguilar León. El comienzo es idéntico: «Los cubanos están entre vosotros, pero no son de vosotros. No intentéis conocerlos porque su alma vive en el mundo impenetrable del dualismo». Ergo, los cubanos también serían una especie alien llena de paradojas.
Más allá del origen del texto, me pregunto a cuántos otros pueblos aplica esto de «vivir en el mundo impenetrable de la dualidad». Quizás lo particular de cada pueblo sea el contenido presente en esas dualidades…
Script del vídeo:
Los argentinos están entre vosotros, pero no son como vosotros.
No intentéis conocerlos, porque su alma vive en el mundo impenetrable de la dualidad.
Los argentinos beben en una misma copa la alegría y la amargura.
Hacen música de su llanto -el tango- y se ríen de la música de otro;
toman en serio los chistes y de todo lo serio hacen bromas.
Ellos mismos no se conocen.
Creen en la interpretación de los sueños, en Freud y en el horóscopo chino,
visitan al médico y también al curandero, todo al mismo tiempo.
Tratan a Dios como «El Barba» y se mofan de los ritos religiosos,
aunque los presidentes no se pierden un Tedeum en la Catedral.
No renuncian a sus ilusiones ni aprenden de sus desilusiones.
¡No discutáis con ellos jamás! Los argentinos nacen con sabiduría… ¡Saben y opinan de todo!
En una mesa de café y en programas de periodistas o políticos arreglan todo.
Cuando los argentinos viajan, todo lo comparan con Buenos Aires.
Hermanos, ellos son «El Pueblo Elegido»… por ellos mismos.
Individualmente, se caracterizan por su simpatía y su inteligencia.
En grupo son insoportables por su griterío y apasionamiento.
Cada uno es un genio y los genios no se llevan bien entre ellos; por eso es fácil reunirlos, pero unirlos… imposible.
Un argentino es capaz de lograr todo en el mundo, menos el aplauso de otro argentino.
No le habléis de lógica.
La lógica implica razonamiento y mesura.
Los argentinos son hiperbólicos y desmesurados, van de un extremo a otro con sus opiniones y sus acciones.
Cuando discuten no dicen «no estoy de acuerdo», sino «Usted está absolutamente equivocado».
Aman tanto la contradicción que llaman «Bárbara» a una mujer linda;
a un erudito lo bautizan «Bestia»;
a un mero futbolista, «Genio»
y cuando manifiestan extrema amistad te califican de «Boludo».
Y si el afecto y confianza es mucho más grande, eres un «Hijo de Puta».
Cuando alguien les pide un favor no dicen simplemente «Si», sino «Cómo no».
Son el único pueblo del mundo que comienza sus frases con la palabra NO.
Cuando alguien les agradece, dicen: «NO, de nada o «NO»… con una sonrisa.
Los argentinos tienen dos problemas para cada solución.
Pero intuyen las soluciones a todo problema.
Cualquier argentino dirá que sabe cómo se debe pagar la deuda externa, enderezar a los militares, aconsejar al resto de América Latina, disminuir el hambre de África y enseñar economía en U.S.A.
Los argentinos tienen metáforas para referirse a lo común con palabras extrañas.
Por ejemplo, a un aumento de sueldos le llaman… «Rebalanceo de ingresos»;
a un incremento de impuestos, «Modificación de la base imponible»,
y a una simple devaluación, «una variación brusca del tipo de cambio».
Un plan económico es siempre «un plan de ajuste»,
y a una operación financiera de especulación la denominan «bicicleta».
Viven, como dijo Ortega y Gasset, una permanente disociación entre la imagen que tienen de sí mismos y la realidad.
Tienen un altísimo número de psicólogos y psiquiatras y se ufanan de estar siempre al tanto de la última terapia.
Tienen un tremendo súper ego, pero no se lo mencionen porque se desestabilizan y entran en crisis.
Tienen un espantoso temor al ridículo, pero se describen a sí mismos como liberados.
Son prejuiciosos, pero creen ser amplios, generosos y tolerantes.
Son racistas al punto de hablar de «cabecitas negras».
En definitiva:
Los argentinos son italianos que hablan en español,
pretenden sueldos norteamericanos y vivir como ingleses.
Dicen discursos franceses y votan como senegaleses.
Piensan como zurdos y viven como burgueses.
Alaban el emprendimiento canadiense y tienen una organización boliviana.
Admiran el orden suizo y practican el desorden tunecino.
O sea… ¡Son Un Misterio!