1. Chamuyo
Es un misterio para mi el por qué la UNESCO no ha declarado al chamuyo argentino Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. No se trata solo de lo mucho que sabemos gracias a lo excelente que es nuestra educación pública (un latiguillo que no nos cansaremos jamás de repetir), ni tampoco es que inventemos lo que no sabemos, como reza la fama que nos han dado tan injustamente. Sucede que estamos tan bendecidos que, cuando no sabemos algo, canalizamos información de seres superiores y, lo que puede parecer una guitarreada a simple vista, se transforma en una experiencia mística: el chamuyo, esa catarata de palabras bonitas dichas con tono envolvente, salpicada de una adulación por aquí y unos términos académicos por allá. Por lo tanto, creo que no solo el resto del mundo debería comenzar a usar esta palabra, sino que deberían también comenzar a chamuyar. ¡Que para algo Dios les dio una voz!