Estos términos mexicanos son tan perfectos que me los llevé para Argentina

Argentina México
by Laura Bernhein 19 Jul 2018

Desmadre / Desmadrarse

Desmadrarse, según la Real Academia Española, es “conducirse sin respeto ni medida”. Es una juerga desenfrenada, un caos moral. ¿Y todo por qué? ¡Por la negación de la madre! El prefijo “des” denota negación de la palabra a la que va antepuesto (“madre”, en este caso) e indica que se está fuera de algo. Por lo tanto, desmadrarse es estar fuera del reino armonioso, correcto y bendito de la madre. Me encanta el reconocimiento de la figura materna y, aunque se use también en otros países, me parece muy descriptivo de la cultura mexicana y de su máxima institución: la madre.

Me late

¡Esta es una de mis expresiones mexicanas favoritas! En lugar de los argentinos “me gusta”, “me encanta” o “me cabe” (a los que les agregamos el “re” si la emoción es grande), el “me late” implica gustar con el corazón que, ante una idea o un plan padrísimo, late con más fuerza y nos recuerda que estamos vivos y que, entre muchas otras cosas, también estamos hechos de sangre. Pura poesía.

Chamagoso

Este término viene del náhuatl chiamahuia y significa “embadurnar algo con aceite de chía”. Imagínense entonces que alguien chamagoso está pringoso, mugriento, pegajoso y ha entrado en un desmadre casi sin boleto de vuelta. Me encanta como suena esta palabra, es muy simpática pero, a su vez, no deja lugar a dudas del estado deplorable en el que se encuentra alguien o algo. La suelo usar con mis hijos, mis pobres angelitos chamagosos…

Ahorita

Como bien lo definió mi amigo Rulo, el “ahorita” es un comodín temporal con el que los mexicanos hacen referencia a un punto en el tiempo que se encuentra en el futuro, aunque no se sabe bién en qué futuro: si en los próximos minutos, en la próxima semana o en la próxima vida. Me llevó tiempo y mucho crecimiento personal entender a esta palabrita tan tierna (aquí les cuento mi proceso), pero ahora ya sé qué responderles a mis amigos mexicanos cuando me preguntan cuándo voy a llegar a la cita porque hace media hora que me están esperando y yo… yo aún ni salí de la ducha.

Dar un aventón

Dar un aventón, literalmente, es dar un empujón. En México, sin embargo, es la acción de acercarse (o de acercar a alguien) a su destino. Me gusta este término porque me suena a moverse con la ayuda del viento, una imagen que puede ser muy reconfortante y hasta necesaria, especialmente si se está en el medio del tráfico defeño… Eso sí, la primera vez que me preguntaron “¿Te doy un aventón al metro?” casi me muero del susto.

Sentir un jale

Me encanta cuando mis amigos mexicanos usan esta expresión para referirse a sentir un llamado para hacer algo. Me late este término por su contundencia, ya que no es lo mismo ser llamado por alguien o por alguien, que sentir un tirón al que es imposible resistirse. Otra muestra más de la pasión mexicana.

Chacharear

En Argentina, una “cháchara” es una charla ruidosa, juguetona y sin mucha profundidad. En mi época, las maestras nos hacían volver a prestar atención con un “¡Basta de cháchara!” que siempre me hacía reír. Es que cuantas más “ch” tenga una palabra, más simpática suena (es una lástima que la RAE ya no considere a la antigua “ce hache” como una letra).
En México, alguien que está chachareando está paseando por la plaza comercial o el tianguis, mirándolo todo sin intención alguna de comprar nada. Los dos términos, claramente, están relacionados. Ya puedo imaginarme a los comerciantes pensando “¡Basta ya de chacharear y cómpreme algo, werita/”!.

Enchilarse

Me late mucho esta palabra en todas sus acepciones (¡es que tiene “ch”!), pero la uso especialmente como sinónimo de enfurecerse. Es que, cuando nos enchilamos por comer chiles, la piel se pone roja, nos salen llamaradas por la boca y humo por las orejas, los ojos se nos cruzan y queremos gritarle al cielo, implorando ayuda de Tlaloc. Bueno, esa imagen relata exacta y precisamente lo que pasa cuando me invade la ira. ¡Aguas!

Chido / chilo / chingón / un chingo

Todas estas palabras (¡ch ch ch!) expresan que algo que nos parece tan bueno que con decir “muy bueno”, “re bueno” o “buenísimo” no alcanza y, para traducir tanta pasión, ha tenido que surgir una palabra que suena justamente a lo que representa: ¡chin-gón!
De las tres, “chingón” es la que más me gusta, aunque puede ser considerada vulgar en algunos círculos. Sin embargo, cuando algo me late mucho pero mucho mucho, no puedo evitar largar un grito de “¡qué chingóooooooooon!”. “Chido” y “chilo” son sus equivalentes moderados.
“Un chingo” es un derivado de “chingón”, significa “un montón” y es la herramienta perfecta para que se exprese un corazón apasionado. Me encanta decirles a mis amigos “Te quiero un chingo”, es como decirles “te quiero por chingón y es chingón quererte así”.

Provecho

Más que la palabra en sí, lo que me llevé fue la costumbre de desearles buen provecho al resto de los comensales aunque, dependiendo del lugar del mundo en el que me encuentre, tal vez pueda hacerlo solo con la mirada o con una sonrisa. Me encanta esta costumbre, la siento como una generosa bendición regalada entre gente que no se conoce.
¡Gracias México por ayudarme a expresar mejor quién soy con estas palabras tan hermosas, divertidas y simplemente chingonas!