Que lo primero es la “famiglia”.
Como los Corleone, pero sin la parte truculenta, ahí estamos siempre juntos para celebrar los buenos momentos o para ayudarnos y refugiarnos en los malos… aunque más de una vez terminemos tirándonos por la cabeza la italianísima pasta del domingo.
Que “la mamma” es intocable.
La mamma, la madre, la vieja, es más sagrada aún que la comida, así que no te atrevas a desafiarla, cuestionarla o criticarla. Es la máxima autoridad y esto es así para cualquier italiano, incluso para Don Corleone.