La RAE adelantó esta semana sus regalos navideños a los amantes de la lengua con una actualización del diccionario online con más de 3.000 novedades. Palabras, acepciones nuevas, correcciones de acepciones antiguas, nuevas «formas complejas»… Se ha hablado mucho de lo más llamativo, vocabulario que todos reconocemos como actual (vaya, que tenemos bastante claro —aunque siempre podríamos equivocarnos— que nuestros abuelos no usaban). Postureo, buenismo, asanas, chakras, posverdad… No obstante, hay también muchas novedades que nos acabamos de enterar de que lo son. ¿De verdad no estaba todavía el bombín para las ruedas de la bici en el diccionario? De verdad.
14 palabras y expresiones que acabamos de descubrir que no estaban en el diccionario
1. Un montón de palabras y expresiones
Sería un buen resumen, pero lo más sorprendente es que la expresión (la forma compleja, que dice la RAE) que no estaba es esa del principio: un montón de. En una encuesta con una muestra algo limitada (dos personas, entre las que me incluyo), comprobé que efectivamente es algo que a todos los menores de 40 nos sorprende, pero que, sin embargo, cuando nos paramos a pensarlo, nunca hemos oído decir a nuestros padres. «Y ¿qué se dice entonces?», preguntaba una de las encuestadas. Resulta que existe también el adjetivo mucho, cha. Casi lo habíamos olvidado.
2. El bombín para la bici
«Bomba pequeña para hinchar las ruedas de una bicicleta». Esta acepción, amigos, es nueva. Como si las bicis fuesen tan nuevas en nuestra cultura como el yoga, como si hasta hace dos días hinchásemos sus ruedas a pulmón.
3. Las altas esferas
Ya sabemos todos que las altas esferas viven un poco desconectadas del mundo real, lo que no sabíamos es que hubiesen logrado mantenerse fuera del diccionario hasta ahora, 2017. La expresión es algo reciente, pero no tanto como para justificar su ausencia durante tanto tiempo: en el Ngram Viewer de Google Books, donde se muestra la frecuencia con la que aparece una expresión o palabra a lo largo del tiempo en los libros, nos dicen que se empezó a popularizar en los años 20 y tuvo su momento álgido a finales de los 60. Pero recordemos que el jazz llegó al diccionario hace nada, las cosas de palacio van despacio.
4. Los perritos falderos
Pobres perritos falderos que hasta ahora no estaban incluidos en el Diccionario de la Lengua Española (DLE) y pobres estudiantes de español que no encontraban la forma compleja al buscarla. ¡Ese problema se acabó! Aunque hay que buscar perro, no perrito, porque son los perros falderos los que han llegado al DLE, aunque todos sabemos que ese tipo de animal es siempre pequeñito (un mastín nunca sería un perrito faldero). Como el espíritu de la persona a la que llamamos así y de la que se acaba de acordar la RAE.
5. El vallenato
Si nos parece que el jazz llegó tarde, lo del vallenato es ya casi uno de esos olvidos de los que uno espera que nadie se dé cuenta. Es más antiguo que el jazz, más de nuestra lengua (no hay que intentar cosas raras como que la gente escriba yaz), estaban ya la cumbia y el calipso (no el porro, que también acaba de llegar al DLE) y es Patrimonio de la Humanidad desde hace unos años. Ya era hora, ¿no?
6. Los táperes
¿Alguien usa este plural? Quizá no, pero es el que se recomienda y se recomendará hasta que la RAE tire la toalla y admita que todos decimos tápers (o quizá cambiemos, quién sabe). Hablo, claro, de las fiambreras clásicas de plástico y de uno de esos grandes éxitos de marca: Tupperware hizo tantas y un marketing tan bueno que consiguió que todos pasásemos poco a poco a decir táper. Porque así es como debemos escribirlo, ya como palabra acogida por la RAE en el diccionario como una más de las nuestras.
7. Lo patético
Hasta hace dos días podíamos incluir patético en la lista de «palabras que no significan lo que crees». Su única acepción era «que conmueve profundamente o causa un gran dolor o tristeza», que no era exactamente lo que queríamos decir cuando exclamábamos que un programa de televisión o un exnovio era muy patético. Ahora ya sí: ha aparecido una segunda acepción para lo «penoso, lamentable o ridículo», mucho más cercano a lo que pensamos.
8. El acoso escolar
No es como si de pronto hubiese aparecido el bullying en el diccionario (no está, lo acabo de comprobar por si acaso), una palabra que de pronto hemos empezado a utilizar para lo que toda la vida hemos llamado acoso escolar. Es este el que ha llegado al DLE, una adición un poco triste. Lo seguimos usando porque sigue existiendo.
9. El humor británico (y el inglés)
Por si alguien no tenía claro a qué se referían otros hablantes al hablar de este tipo de humor, ahora el DLE nos aclara en las voces británico, ca e inglés, sa que el humor que adjetivamos así se caracteriza por «la ironía fina y el sarcasmo disimulado».
10. Las puntualidades británica, inglesa y germánica
Otra acepción añadida a los británicos, los ingleses y, aquí también, los alemanes (no entran en la parte del humor, los pobres) es la de la puntualidad. En los tres casos, hablamos de una puntualidad «rigurosa, exacta». Algo que puede sonar un poco a pleonasmo —especialmente a los propios británicos y alemanes—, pero no lo es en nuestra cultura hispana en la que la puntualidad es relativa.
11. El hummus
Quizá no sea una sorpresa que esta delicatessen para el paladar no estuviera (al fin y al cabo, se puso un poco de moda estos últimos años). La sorpresa en este caso es que se decanten por la forma con dos emes. Humus también se acepta, pero para la pasta de garbanzo la RAE prefiere hummus. Si en cambio hablas del humus que viene del latín y no del árabe, el «conjunto de los compuestos orgánicos presentes en la capa superficial del suelo, procedente de la descomposición de animales y vegetales», solo es posible la forma con una única eme. En latín ya era así.
12. Los contraincendios
Claro, así nos iba. Menos mal que al menos teníamos bomberos. Ahora que los contraincendios son una realidad aprobada por la RAE, solo falta esperar ese momento en el que la palabra pase a estar en desuso porque ya no son necesarios. Lo mismo que nos pasa con el acoso escolar.
13. El fair play
Dejadme juzgar un poco a la RAE, yo que siempre los defiendo y que hace 15 años que escribo solo sin tilde: ¿era esto necesario? Quizá hace unos años, pero yo no he oído nunca a ningún millennial decirlo (hablo de España, si en otros países hispanohablantes sí se usa, doy un paso atrás y espero que aceptéis mis más sinceras disculpas). Para un caso en el que la forma española, el juego limpio, ha ganado al anglicismo, es un poco raro que de pronto aparezca. Cuando sea académica eliminarlo será lo primero que haga.
14. En detrimento de
Por un momento me emocioné pensando que a lo mejor era de esas formas que la RAE llevaba siglos diciendo que estaba mal (tipo en base a) y que ahora se habían rendido ante el pueblo. Una rápida búsqueda en Google se llevó mi ilusión: simplemente, en detrimento de no estaba todavía recogido. Nada más. Sin dramas ni peleas entre académicos. Pero es bastante curioso: nos parece una forma compleja que se ha dicho siempre (una vez más, desde mi limitada perspectiva de millennial vieja), pero Ngram Viewer nos cuenta que no se empezó a usar hasta los 60.
¿Llegaría a nuestra lengua en detrimento de alguna otra expresión?