Todo viaje debería iniciar su preparación con una futura banda sonora. Antes de buscar los sitios que debes ver, de informarse sobre paisajes maravillosos, comidas que hay que probar o simples expresiones típicas, habría que centrarse en cerrar los ojos y escuchar la música que sale del lugar. En Galicia esa música suena a gaitas y a movida ochentera, sí, pero hay mucho más. Estas son las canciones que te ayudarán a entender un poco más a terriña a la que estás a punto de viajar.
1. Galicia caníbal (Os Resentidos)
Unos pocos versos en los que se unen la matanza del cerdo, el hambre en Etiopía y los veranos gallegos de los 80 en los que hacía tanto sol que había que llevar gafas de sol por la noche (era por eso, ¿no?). Un bonito recordatorio sobre salud ocular para preparar tu viaje, especialmente en verano: no te creas lo que dicen los del tiempo y trae las gafas de sol. Las necesitarás.
2. O tren (Andrés Do Barro)
¿Ya has decidido transporte? Mi pequeña recomendación es que vengas en tren. Es lento porque va pasiño a pasiño (el AVE, ya tal), sí, y Castilla se te hará eterna, pero a cambio entrarás en éxtasis al atravesar la frontera y encontrarte en la provincia de Ourense tan verde y pola beira do Miño. Y quizá haya alguien que te espere en la estación. ¡En la tierra de la felicidad!
3. Somos do clube da Galega (Xabarín)
Vete asumiéndolo: en Galicia no hay millennials ni Generación Y, en Galicia hay una Xeración Xabarín. Una generación que creció merendando con dibujos animados en gallego, canciones de Siniestro Total, Herdeiros da Crus o Manquiña en las que se hablaba de los temas más variopintos, esperando al día de su cumple para ver su foto y que todavía guarda con orgullo su carné de pertenencia al club. Apréndete algunos de los hits del Xabarín y serás recibido como uno más.
4. Pandeirada sideral (Zapato Veloz)
No, no te emociones aún. Esta canción solo está aquí como ejemplo de lo que no debes hacer. El chistecito de cantárnosla cada vez que nos encuentras fuera de nuestras fronteras está ya un poco manido (y, afortunadamente, olvidado). Además, párate a escucharla y piensa en si de verdad en pleno 2017 quieres reproducir toda su delicadeza lírica. Y, maldita sea, en la Luna no creo que haya muchas marcianas.
4. Fernando Ónega (Os da Ría)
Temazo que celebra a uno de nuestros periodistas y tertulianos más célebres, con opinión sobre cualquier tema y en cualquier soporte, con nombre de lago, el lago Onega. En realidad, escúchalo todo de Os da Ría antes de venir y, si te encuentras a nuestro presidente (¡o a la infanta Elena!), no dudes en cantarle su canción.
5. Os Pinos – Himno galego
Por si te ves en medio de una manifestación, por si vienes el 25 de julio o por si quieres quedar bien con tus nuevos amigos: apréndete el himno. Piérdete entre pinos, suspira y, cuando el amor por Galicia te abrume, lánzate a cantar. Sentirás que ese in crescendo que llega en las últimas estrofas sale de tu estómago y gritarás el esperta do teu sono, fogar de Breogán como si hubieras nacido aquí.
6. A rianxeira
Por si vas a un partido del Celta o para unirte a cánticos etilizados a altas horas de la noche (para esta última situación necesitarás un conocimiento mucho más profundo de la canción popular gallega, pero puedes empezar por aquí para creer que todo es bucólico e inocente). Es el himno no oficial de la emigración gallega (fue compuesta en Buenos Aires y grabada por primera vez en Montevideo).
7. Licorcafé (Lamatumbá)
A modo de advertencia sobre lo que te pasará poco después de aceptar ese oscuro brebaje que te ofrece un nativo. Te tumbará, te matará, te hará andar a cuatro patas, no te dejará ponerte en pie. Pero amanecerás abrazado como un amigo a tu compañero o compañera de borrachera y todo lo que está por venir (la resaca) habrá valido la pena.
8. Miña terra galega (Siniestro Total)
Ten esto en cuenta: en Galicia no existe Sweet Home Alabama de Lynyrd Skynyrd. Si estás en un bar por la noche y la ponen (no tengo claro que eso todavía ocurra) debes cantar Miña terra galega. Y, si quieres un detector de gallegos fuera de aquí, haz sonar la canción americana y grita por encima la letra gallega. ¡Seguro que se te une alguien! (También puedes poner directamente Miña terra galega y dejarte de tonterías).
9. Altercado con la cajera del Froiz (Ectoplasma)
Te servirá para comprender por qué en Galicia los profesores de filosofía tienen que puntualizar que Freud se escribe así, y «no como los supermercados». Es una de las cadenas más importantes de Galicia, pero que no te engañe la canción: las cajeras del Froiz son siempre encantadoras. Claro que si buscas bulla lanzándote en la pecera a lo mejor sí que tienes problemas.
10. Negra sombra (Rosalía de Castro)
Puedes escuchar la versión que quieras, porque hay muchas (la de Luz Casal y Carlos Núñez es quizá la más famosa, gracias en parte a aparecer en «Mar adentro»). El poema de Rosalía de Castro está unido a esta melodía ya desde el siglo XIX, cuando fue musicalizado por el compositor Juan Montes; si tu viaje a Galicia coincide con un periodo algo oscuro de tu vida te dejamos murmurarla mientras paseas por Padrón. Pero después deja que te dé el sol y escucha algo más alegre.
11. Lela (Castelao)
Puede que mientras escuchas Lela en voz de, por ejemplo, Dulce Pontes o María do Ceo, recordando la piedra mojada de alguna ciudad gallega de la que acabas de volver y de paso todos esos amores perdidos, llores un poco. Está bien, nos ha pasado a todos. Sabrás que la letra es de Castelao y la voz de quien esté cantando en el momento. Te preguntarás por el tercer elemento, esa melodía que se tambalea y sube despacito hasta destrozarte por dentro de forma extrañamente placentera. Se supone que fue un señor de Vilalba llamado Rosendo Mato Hermida, aunque por un giro extraño de acontecimientos que incluye a Operación Triunfo, el tema está en tribunales y otra persona, Miguel de Santiago, se atribuye la autoría. Estaremos atentos.
12. Xirarei (Juan Pardo y Xil Ríos)
El exitazo de Xil Ríos se escucha todavía en fiestas y romerías y será tu prueba definitiva de integración en Galicia. Para ganarte a todos tus nuevos amigos, saca el tema de Eurovisión y de que estás seguro de que España habría ganado si hubiese llevado Xirarei al concurso de la canción. Porque sí, estuvo a punto de representarnos en los 70, aunque con una versión en castellano que suena un poco rara: «giraré como la rueda de un molino…».
13. Doraemon ten un peto máxico
En realidad tienes que aprenderte todas las canciones de los dibujos en gallego porque, para qué andarnos con tonterías, son mejores. Podría poner la canción de Son Goku, sí, pero soy de esas personas anónimas de la Xeración Xabarín que no veían esa serie porque, confieso, no les gustaba, así que me quedo con Doraemon y su peto máxico, que te ayudará también en tu búsqueda de la amistad en Galicia.
14. A modiño (De Vacas)
Tenemos en Galicia un don especial para coger canciones de otros y mejorarlas, como ya hemos visto con el caso de Siniestro Total, como hicieron también Herdeiros da Crus (escucha Vaiche boa) y como acaban de hacer De Vacas con el omnipresente y terrible Despacito. Mucho más sensual, mucho más sugerente, mucho más responsable (¡sexo seguro!) y con mucha más retranca y humor. Si tienes el objetivo de ligar cuando vengas por aquí, prepárate escuchándola.
15. Alcolitos (Páramo Pictures)
¡Otro Despacito gallego! Este, en clave rural y con conciencia ecológica, te ayudará a comprender uno de los grandes dramas de nuestros montes para no encontrarte de pronto preguntando a alguien por qué diablos hay tantos eucaliptos, perdón, alcolitos. Y, sobre todo, para no encontrarte comentando que en realidad a ti no te parece que estén tan mal. Páramo Pictures tienen muchas otras versiones de grandes hits de la radiofórmula, todas con el rural gallego como telón de fondo.
16. A miña aldea (Ana Kiro)
Dos por uno: conocerás a Ana Kiro, nuestra Lola Flores, nuestra Rocío Jurado, y empezarás a entender la fascinación de los gallegos con las aldeas (cada uno con la suya). Pero déjame volver a Ana Kiro: se casó a los 19 años para poder dedicarse a la música (su padre se lo había prohibido), se divorció a los 23, con lo que quedó como madre divorciada a mediados de los 60, pero el qué dirán nunca la paró. Fue superventas cantando en gallego a principios de los 70 (con canciones de corte reivindicativo ya en los 80 como Fálalle galego), arrasaba en verbenas y romerías y tuvo hasta sus programas de televisión. No te vuelvas a reír de una folclórica.