23 Señales de que creciste en México

by Rulo Luna Ramos 6 Apr 2015

1. Estás altamente entrenado en el levantamiento y maniobra de garrafones.

Hay gente en otros países a la que le basta poner un vasito bajo la llave de la cocina para satisfacer su sed, pero ya les tocará sufrir si alguna vez tienen que manipular una botella de veinte litros que pesa más que un costal de papas. Y eso que estamos en la época del plástico ultraligero… en los buenos tiempos eran de cristal y esos sí pesaban como maldición.

 

2. Podrás estar contra todo dios y gobierno…

Pero te cuadras ante la máxima autoridad en México… y esa es tu mamá.

 

3. Has pagado para que te electrocuten.

Por lo menos una vez has estado lo suficientemente chachalaco como para caer ante las propuestas del señor de los “toques, toques, toques”.

 

4. Te han enseñado a temerle al mal de ojo…

Pero sabes que incluso estos males tan poderosos no se comparan con el poder absoluto del hilito rojo. El famoso, el original, el único hilito capaz de acabar con la indigestión, curar el hipo, protegerte de los males del mundo y mantener un halo de bienestar metafísica alrededor de tu hijo nonato… ese hilito rojo.

 

5. Pero sabes que hay males tan arraigados que ni todo la madeja del dichoso hilito podría confrontar…

Y la pinche suerte de la Selección en los penales es uno de ellos.

 

6. Donde el resto del mundo ve gente… tu ves una bola de güeyes.

 

7. No tienes ni la menor idea de cómo sabe un elote…

Porque siempre lo llenas de cuanta madre tienes al alcance de la mano antes de darle la primera mordida. No faltan la sal, el limón, la mayonesa, crema o mantequilla, el chile, del que pica o del que no pica… que aquí entre nos, también pica.

 

8. Al menos existe una foto tuya en tu mejor atuendo de fiesta de quinceañera…

Tal vez como simple invitado, probablemente como chambelán o tal vez como la mismísima festejada. No importa cuánto lo niegues… algún día todas esas fotos resurgirán en Facebook.

 

9. Tu uso de diminutivos por oración está muy por encima del promedio.

¿Te duele la pancita?, espérame tantito y te preparo un tecito de manzanilla, ¿o prefieres un cafecito? Ahorita mismo te lo preparo, mientras échate un sueñito. Qué bonito se oye todo en su versión miniaturizada, ¿no?

 

10. Nunca usas el horno…

Si lo usaras frecuentemente, ¿dónde guardarías todas esas chácharas que han hecho de él un hogar?

 

11. Muchas veces has dormido envuelto en la comodidad de un cobertor San Marcos.

Sí, ese que tiene el retrato de la vida salvaje -pero familiar- en el Serengueti.

 

12. Puede ser que lo ames o que lo odies, pero has tenido tu buena dosis de Pedro Infante.

Sabes que Pepe el Toro es inocente, que el Torito es algo más que la cárcel a donde te llevan por andar manejando en estado inconveniente y sabes perfectamente como va el silbidito después de “Amorcito corazón, yo tengo tentación de un beso…”

 

13. Donde el resto del mundo ve mayas y aztecas…

Tú ves mixtecos, zapotecos, tzotziles, mazatecos, huicholes, tarahumaras, olmecas, otomíes, totonacas, purépechas… y prefieres el nombre de mexicas sobre el de aztecas.

 

14. Conoces tus tortillas…

Puedes distinguir a la distancia entre tortillas pre empacadas y tortillas de tortillería, sabes que existe una diferencia entre el sabor del maíz azul y el maíz regular, también sabes que los dos lados de la tortilla son completamente diferentes y que la tortilla de hasta arriba está condenada al olvido. La ciencia de la tortilla no es cualquier cosa y no debería tomarse a la ligera.

 

15. No importa cuánto hayas viajado a lo largo y ancho del territorio nacional…

Muy probablemente nunca te has aventurado más allá de la frontera con Guatemala.

 

16. Sabes que nada cae mejor en una mañana fría…

Que un buen vaso de atole, champurrado o café de olla.

 

17. Te has visto obligado a limpiar arroz o frijoles al menos una vez…

Y sabes que hay algo extrañamente relajante al respecto.

 

18. Fuiste criado con sopa aguada.

Y aunque toda sabe exactamente, tienes una indiscutible favorita entre los fideos, la munición, las estrellitas y la sopa de letras.

 

19. Sabes perfectamente que no es lo mismo México… que México.

La máxima confusión de aquel que visita México por primera vez: los mexicanos normalmente nos referimos a la Ciudad de México simplemente como México, por lo que es posible estar en México y tener que tomar un autobús que se dirija a México. A eso súmenle la existencia del Estado de México, que se encuentra en el centro de México, junto a México.

 

20. Conoces al menos cinco tipos de chile por su nombre…

Pero también eres perfectamente capaz de distinguirlos por su sabor.

 

21. Tus horizontes están hechos de montañas.

México tiene más cadenas montañosas que variedades de chile. A donde sea que voltees, verás un montón de montañas que dan paso a más montañas… a menos que vivas en la península de Yucatán, que es plana como tortilla.

 

22. Conoces los mejores remedios para la cruda…

Chilaquiles, pancita, birria, consomé y cuanta variedad existe de huevos cubiertos en las salas más picosas de los alrededores. Los desayunos mexicanos se llevan las palmas por su capacidad de aliviar los males de una noche de excesos y devolverte a la vida con una sonrisa de satisfacción.

 

23. Te sabes al menos cuatro estrofas del himno nacional…

Pero también te sabes el Noa Noa completito… ¡ese Juanga es la pura onda!


Puedes leer este artículo en inglés haciendo clic aquí.