1. La intimidad en el Metro
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Si te vas a aventurar en las entrañas de la ciudad y recorrer sus rincones en uno de sus medios de transporte más populares, lo primero que tienes que hacer es despedirte de tu espacio personal. Digamos que el contacto íntimo por el que he pasado en la Línea 1 ameritaría un matrimonio obligatorio en ciertos países del mundo. Lo cierto es que viajar en el metro es una experiencia bastante surreal para los foráneos. Cuando crees que ya no cabe un alfiler más en ese vagón —ya no digamos un cristiano—, los chilangos desafían todas las leyes de la física y consiguen hacerse un lugar en donde antes no era humanamente posible hacerlo. Espero algún día resolver el misterio.