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Sabes que estás en Mexicali cuando…

Mexicali
by Arlene Bayliss 5 Dec 2018

1. El paisaje se vuelve llano y aparecen las nubes del desierto

Entre Mexicali y Tijuana se encuentra el poblado que da nombre a la carretera La Rumorosa. Es un paisaje único de montañas con piedras gigantes que se abren paso hasta finalizar en una ciudad llana: Mexicali.

 

2. Empiezas a ver restaurantes de comida china por todos lados…

Y no puedes irte sin probar alguno de sus menús. Además de comer bien, estarás acercándote a una de las tradiciones más arraigadas de la ciudad. ¡Y es una tradición riquísima! Vayas a donde vayas, pídete unos chiles güeritos para acompañar tu comida.

 

3. Y jarras de té helado en todas las mesas

Muchos restaurantes de comida china en México se parecen bastante, pero sólo en Mexicali verás las mesas adornadas con su correspondiente jarra de té helado. ¡No nos podemos imaginar la comida china sin té!

 

4. El tap room de cerveza artesanal brilla por su calidad

Los cachanillas son buenos para pistear en bote pero también para producir su propia cerveza artesanal. Puedes hacer una ruta: Fauna, Juguete, Nucalli y Urbana, por ejemplo, que ganó la Mejor Cervecería Artesanal de México en 2016, por Blonde Ale, Crossover IPA, Mosaico Session IPA y Robust Porter. ¡Salucita!

 

5. La carne asada y la tortilla de harina dominan los tacos

En otras ciudades del norte los tacos de asada son de tortilla de maíz por norma general. En Mexicali la tortilla es de harina y la carne es cortada en trozos más gordos y gruesos que los tacos estilo Tijuana, por ejemplo. Pero no son tortillas de harina estilo Hermosillo, no, ese tamaño es para los burritos de machaca… ¡Mejor vengan a Mexicali y les invito unos tacos!

 

6. Te quemas al querer abrir la puerta del carro

Bueno, también entras y te quemas con el sofocón de aire caliente, te sientas y te quemas con el asiento, tocas el volante y te quemas, abres las ventanas y te quemas… ¡te quemas por todos lados! Y la cosa no termina ahí, los chicles del cenicero están derretidos y el chapstick también. Ni los toques, porque obvio te quemas.

 

7. Los burritos son de machaca

Y nada más que de machaca. Todo lo que no es burrito de machaca, es taco de guisado. Y hablamos de burritos con tortilla de harina recién hecha. ¡Comper!

 

8. Ves gente manejando con un guante/trapo/manta/toalla/calcetín en el brazo

No es suficiente polarizar las ventanas del carro ni usar bloqueador ni sombrero. Aquí hay rituales muy claros para manejar tu carro y no terminar con los brazos bicolor.

 

9. El invierno hace que te acuerdes de tus reumas

Sabes que estás en Mexicali cuando sientes el frío helado de las montañas, ese que te cala hasta los huesos. ¿No sabes qué son las reumas? Con un invierno tendrás para sentirlas. Salir a la intemperie durante el invierno es igual a labios y manos resecas y mucha sed.

 

10. ¡Siempre hay sed!

Y no porque sea ciudad desértica —que también— sino porque la cheve es como el agua para los cachanillas… y siempre hay sed.

 

11. La puesta del sol marca el inicio de las actividades

Los niños salen a la calle y las familias sacan sus sillas para tomar el fresco. De pronto la gente invade las plazas, los patios, el centro comercial y los mercados. Parecería que Mexicali en verano tiene un toque de queda a la inversa.

 

12. No paras de hacer altos

En cada esquina hay un alto y los cachanillas son expertos en hacerlos. Uno, dos, tres y puedes seguir tu camino. Aquí nadie se pasa los altos y si lo haces, brillarás por tu omisión y probablemente termines con una multa. Recuerda, uno, dos, tres.

 

13. Te das cuenta que todos son sismólogos

“Estuvo leve, no más de 3”. “Eso no fue nada, es lo normal”. “Este fue de 4.5… no, como de 4.8”. ¿Miedo? Nel.

 

14. Todo fue peor ayer

Cuando te quejas sobre el calor o el frío, sabes que estás en Mexicali cuando alguien te responde, ¡hubieras venido ayer!