Te voy a contar sobre uno de los más feroces guerreros de la élite del ejército mexica. No, no se trata de los guerreros águila ni de los guerreros jaguar, sino de los guerreros otomí cuachicqueh, o guerreros rapados, que nada le piden a los míticos soldados de otras partes del mundo.
Para que te des una idea Tzilacatzin, el guerrero que los españoles no pudieron derrotar, pertenecía a este rango del cual se sentía orgulloso: