El 12 de enero de 1959, cinco jóvenes de Maro —una pedanía de Nerja, en Málaga— hicieron un descubrimiento único. Se adentraron en una gruta en busca de unos murciélagos y acabaron encontrando una inmensa sala y dos esqueletos humanos. Nacía así la historia de la cueva de Nerja, una impresionante gruta a menos de un kilómetro en línea recta del mar Mediterráneo. ¿Te atreves a descubrirla?
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Solo los datos del lugar asustan: cuenta con 35.000 metros cuadrados de superficie, 300.000 metros de volumen y cinco kilómetros de desarrollo. ¡Y todo escondido bajo el suelo!
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La ruta turística para adentrarse en su interior sirve para descubrir nueve salas a través de un alucinante recorrido entre formaciones rosas, grandes salas y pequeños pasadizos.
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Una de las salas más impresionantes es la denominada Sala de la Cascada. Allí, el agua ha creado originales formaciones rocosas que dejan volar la imaginación. En ella se encontraron restos de sílex, herramientas o conchas marinas utilizadas como lámparas en el Neolítico.
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Eso sí, el mayor espacio es la Sala del Cataclismo, llamada así porque la organización de las formaciones rocosas ahí es todo un caos. Se debe a un gran terremoto ocurrido aquí hace 800.000 años. En la sala también hay un gran espeleotema —a modo de una enorme columna— que es uno de los emblemas de la cueva de Nerja.
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Estalactitas, estalagmitas… las formaciones que se pueden observar durante el recorrido turístico son una maravilla de la naturaleza.
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Entre las curiosidades que hay en la cueva también están los espeleotemas, que también se llaman «perlas de las cavernas» y se crean de una manera muy parecida a la de las ostras: alrededor de una roca, madera, hueso y van creciendo poco a poco.
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También se han encontrado numerosas muestras de arte rupestre, buena parte de ellas con óxidos de hierro como pigmento. Una de las figuras más conocidas es la llamada Bailarinas, aunque se cree que representa a unos arqueros cazando. También se han hallado más de 50 figuras de animales como ciervas, caballos, cabras o focas.
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Además, en el entorno natural que hay alrededor también hay sorpresas si se mira a los árboles. Las ardillas son escurridizas, pero, con un poco de paciencia, las verás seguro.
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Pepita es una de las pobladoras más conocidas de la cueva de Nerja. Su esqueleto fue encontrado en un enterramiento del mesolítico, uno de los mejor conservados en toda la península ibérica.
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Además, aún queda mucho por investigar: hay seis salas que no están abiertas al público y sí a los investigadores que suponen prácticamente dos tercios de la cavidad bajo tierra.
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El espacio ha acogido también un festival de música y danza en una de sus salas, aunque recientemente se ha eliminado para evitar dañar más el interior de la cueva. Eso sí, hace poco tocaron allí Pablo Alborán, La Mari de Chambao, Vanesa Martín y Ariel Rot en una grabación para el programa Un país para escucharlo.
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La presencia humana en la cueva está acreditada desde hace más de 43.000 años, pero aún puedes pasar por ella y seguir las huellas de nuestros ancestros.
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