1.
Un comensal argentino, morfa.
Un comensal ecuatoriano, traga o engulle.
2.
Un comensal argentino jamás de los jamases le pondría pochoclo a una sopa. El pochoclo es para el cine, y generalmente dulce.
En cambio, un comensal ecuatoriano serrano no se imagina su ceviche sin canguil.
3.
Aunque la palabra usada para uno de los platos típicos sea la misma, “empanada”, un comensal argentino termina la frase con “de carne” o “de humita”, y uno ecuatoriano con “de viento” o “de verde”.