1. Somos inmune al “chalequeo”.
El chalequeo es muy normal… sin importar el lugar y el momento. Y ante esas típicas bromas del venezolano, unas ligeras y otras pesadas, si te molestas, pierdes.
El chalequeo implica la capacidad de reirnos de nuestras propias desventuras. Cualquier situación puede promoverlo, desde pronunciar mal una palabra hasta actuar raro delante del chico/a que te gusta y que tus amigos se den cuenta. Por ejemplo, si estás con los panas y quieres quedar bien demostrando tus hazañas en patineta pero de repente caes al suelo, lo más probable es que se rían hasta llorar mientras graban un video y lo suben a YouTube. Muy posiblemente, también te darán un apodo por unas semanas. Todo va a estar sujeto a tu reacción, la cual será crucial para determinar lo mucho que te vayan a chalequear: así que si te ríes de ti mismo junto a los demás, serás el más pana y quizás no te pongan ningún apodo… pero si reaccionas con mal humor o lloras, pues firmarás tu sentencia y estarás frito.