El otro día estaba haciendo una presentación sobre México, país al que viajo desde hace algunos años, cuando uno de los asistentes me preguntó cuál sería el primer lugar de ese país que le recomendaría visitar. No tuve que pensarlo ni un segundo: “¡El mercado del lugar en el que te encuentres!”.
Es más, le dije que si un viajero disponía de solo unas horas en México y quería usar ese tiempo de la mejor manera posible, debía recorrer un mercado o un tianguis, ya que allí se encuentran los principales elementos de la cultura mexicana, que es riquísima y muy compleja. Tan compleja es, que terminé mi respuesta con el siguiente consejo: “No trates de entender mucho ni de buscar explicaciones, solo experimenta los colores, las texturas, los sonidos, los olores. Habla con la gente, haz preguntas, compra, acepta el pilón y los regalitos de los vendedores, prueba toda la comida y, cuando termine tu visita al mercado, vas a irte con una muy buena idea del gran caleidoscopio que es México”.