Hace ya 500 años que México-Tenochtitlan duerme bajo el suelo de la actual Ciudad de México y, a pesar de que los españoles no dejaron nada en pie, sí quedaron algunos vestigios que aún podemos admirar, como el Huey Teocalli (Templo Mayor). Este supo ser el centro de la poderosa capital mexica y hoy conforma el Museo del Templo Mayor, donde aún se siguen haciendo descubrimientos impactantes. Abierto de martes a domingo, de 9 a 17, la entrada cuesta 75 pesos mexicanos (checa su sitio web, porque hay descuentos). Aquí te dejamos una lista de las piezas que no puedes dejar de ver.
10 piezas imprescindibles para ver en el Museo del Templo Mayor
Es una enorme pieza de 4,17 metros de alto por 3,62 de ancho, un grosor de 38 centímetros y 12 toneladas de peso. Representa a Tlaltecuhtli, la madre de la que nacen los seres humanos y la misma a la que regresan al momento de su muerte.
Fue encontrada a un costado del Templo Mayor en el año 2006 y, en su momento, se consideró que podría tratarse de la cámara mortuoria de Ahuizotl, el padre de Cuauhtémoc. Sin embargo, las excavaciones no han confirmado el tan esperado hallazgo.
Máscaras de cráneos
Son piezas únicas, hechas a partir de cráneos reales, que fueron decorados y modificados para adornar las ofrendas, removiendo la parte posterior de los cráneos y colocando en el orificio de la nariz una hoja de sílex, que es una roca en forma de navaja.
Escultura de Mictlantecuhtli
Elaborada de barro en un tamaño natural, fue encontrada en el acceso norte del Templo Mayor. Mictlantecuhtli fue representado en esta obra con el hígado al descubierto en la cavidad torácica, pues para los mexica es en este órgano donde se aloja el ihiyotl o alma. La escultura cuenta también con orificios en la cabeza, lo que hace suponer que en ellos se colocaba cabello para adornarla.
Cuauhxicalli
Fue encontrada frente al Templo Mayor y localizada en 1985, bajo la antigua Casa del Marqués del Apartado. Se presume pertenecía al basamento del templo. La forma en que está labrada da la impresión de que el escultor realmente tenía a un águila como modelo mientras trabajaba, pues las plumas del ave, las patas y hasta el iris del ojo están esculpidos de forma magistral.
Olla Tláloc
Se trata de una vasija que representa el rostro de Tláloc, el dios nahua de la lluvia, con 32,5 centímetros de alto y 32,5 centímetros de ancho. Esta vasija es una de las pocas piezas arqueológicas perfectamente conservadas, pues aún tiene los colores originales. Fue encontrada en la ofrenda 21 del Templo Mayor y en su interior contenía algunas conchas y cuentas de jade. Su antigüedad se remonta a la etapa IV de la construcción del templo, que va de 1440 a 1469.
Monolito de Coyolxauhqui
Es una pieza de 3,20 metros de diámetro y 8 toneladas de peso, que fue encontrada en el centro histórico de la Ciudad de México en 1978. Ilustra el destino de Coyolxauhqui, quien quiso asesinar a su madre Coatlicue, al saber sobre su embarazo. Sin embargo, Coyolxauhqui no contaba con que aquel bebé era el mismo Huitzilopochtli, quien nació de su madre para desmembrar a su hermana y arrojarla al cielo, lo que explica de forma metafórica las fases de la luna. Hermosa leyenda, ¿no crees?
Las cuatro serpientes
Se encuentran en el exterior del museo, a los pies de lo que una vez fue el Huey Teocalli y fueron construidas en la cuarta etapa, durante el reinado de Moctezuma Ilhuicamina, quien comenzó con la expansión del imperio.
Máscara olmeca
Es una pequeña pieza de 10.2 cm de alto, 8.6 cm de ancho y 3.5 cm de grosor y muestra el típico trabajo olmeca de rostros humanos con los rasgos felinos del jaguar. Fue localizada en 1978 en las excavaciones del Templo Mayor, en la ofrenda número 20 de las localizadas en el sitio. Cómo llegó a los mexica una máscara olmeca elaborada 2500 años antes es algo que no se sabe con certeza, pero seguramente fue parte del tributo de algún pueblo sometido por los mexica.
Urnas funerarias
Fueron encontradas durante los trabajos de restauración del templo y están moldeadas en arcilla de color naranja, con la representación de Xiuhtecuhtli, dios del fuego, y Tezcatlipoca, señor de la guerra, la noche y la masculinidad. El trabajo realizado en ambas urnas nos habla del entierro de dos notables personajes, por su rica decoración y su ubicación.
Chac Mool
A pesar de la sencillez en su elaboración, es una pieza que nos hace darnos cuenta del progreso de la civilización mexica, pues este Chac Mool tiene rasgos toscos y una técnica rudimentaria en la forma en que fue esculpida. Si la comparamos con otras piezas arqueológicas es entonces que podemos apreciar mejor la evolución del arte en Tenochtitlan. La escultura se encuentra a los pies del Templo Mayor, en su segunda etapa de construcción, alrededor del año 1390, y aún conserva sus colores originales.