Estas son algunas de las maravillosas razones por las que le recomiendo a todos mis conocidos que se auto-regalen un viaje con su padre o su madre siendo adultos.
Viajar con mi mamá me permitió agradecerle por todo lo que hizo por mí mientras crecía.
Viví dos años en el extranjero, y ese tiempo lejos de mi familia me permitió apreciarlos de nuevas maneras. Al regresar a Argentina, tomé la decisión de regalarnos a mi mamá y a mi un viaje juntas a España, la tierra de nuestros ancestros. A ella, quien pasó horas enseñándome a leer, haciendo mis trajes para el festival de danzas, secando mis lágrimas cuando tenía una lastimadura, aconsejándome y escuchándome… regalarle un viaje era apenas un gesto comparado con todo el tiempo y el amor que me había dedicado.