Lo peor de las dictaduras comunistas no es solo que reparten la pobreza, es que envilecen a través de un sistema de delatores que rueda solo. Y que le da poder a las peores personas para influir sobre la vida de sus semejantes. La pobreza duele, enferma y limita, pero el sistema de chivatería envilece y saca lo peor del ser humano.
La economía estatal no funciona. El ser humano es el que es. Como dice el refrán popular “fíjate si trabajar es malo, que es por lo único que pagan”. Si además los salarios son muy bajos, y no existen personas propietarias que cuiden de los negocios, no se produce absolutamente nada.