1. Tienes muy en claro que el padre podrá ser la cabeza de la casa, pero no cabe duda que la madre es la columna vertebral del hogar panameño.
Ese aprendizaje está grabado a fuego en tu memoria gracias a dos frases: Se dice “dígame”, no “¿qué?», y Entretanto vivas en esta casa, seguirás mis órdenes. Por más amorosas y pacientes que sean, la autoridad para dictar las reglas y hacerlas cumplir la tiene la madre. Es como mezclar al policía bueno y al policía malo en un mismo ser… no se te ocurra mentir en el interrogatorio.