Durante las batallas en defensa de Tenochtitlan surgieron innumerables héroes que lucharon desesperadamente para repeler a los invasores llegados de Europa. Algunos tenían años de experiencia, mientras que otros contaban solo con el ímpetu que brinda la juventud. Todos ellos anhelaban preservar su libertad.
Lamentablemente, la historia oficial que se enseña en las escuelas de México no ha permitido que conozcamos las hazañas de estos héroes y, con el tiempo, muchos han quedado en el olvido. Hoy te quiero hablar de uno de ellos, Temilotzin, nacido en Tlatelolco y posteriormente nombrado señor de Tzicatlán.
A la llegada de Hernán Cortés ocupaba el cargo de tlacatécatl, que puede traducirse como “comandante de hombres”, lo que equivale al actual comandante del ejército. Tenía una fuerte amistad con Cuauhtémoc, el último tlatoani de Tenochtitlan, y se destacaba por su gran calidad como cuicapicque (poeta) y por su valentía como guerrero. A continuación, uno de sus poemas: