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Conoce el tlacateo, el colegio en el que se formaba la nobleza de Texcoco

México
by Xiu 17 Mar 2020

Mucho antes de la llegada de los españoles en la Excan Tlatoloyan, se decidió que el recién conformado imperio se rigiera bajo la moral y las leyes de Texcoco, pues consideraban que eran los referentes más altos de rectitud.

“…porque los otros dos reyes y cabezas del imperio, fueron siempre admitiendo sus leyes y forma de gobierno por parecerles ser el mejor que hasta entonces se había tenido…”.

Fuente: “Historia de la nación chichimeca”, Fernando de Alva Ixtlilxochitl.

 

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Esto llevó tanto a Tenochtitlan y a Tlacopan a copiar las instituciones públicas de su culto aliado y, como consecuencia y gracias a ello, su población progresó enormemente en muy poco tiempo. Ahí radica la diferencia que separa nuestra época de aquella.

Para nadie es un secreto que alrededor del mundo se vive una crisis de valores que ha llevado a normalizar en muchas sociedades algunas conductas que deberían ser corregidas en la niñez. La violencia se ha vuelto parte de nuestra vida cotidiana y parece que en lugar de disminuir, va en aumento. ¿Cuál es la razón de ello?

Podríamos culpar abiertamente a cualquier institución pública, pero para muchos es una realidad que todo buen ejemplo y buena educación comienza en casa, algo que tal vez es el talón de aquiles de nuestra sociedad actual, un asunto que la Excan Tlatoloyan se tomó muy enserio, por lo que el padre José de Acosta expresó su admiración:

“Ninguna cosa más me ha admirado ni parecido más digna de alabanza y memoria que el cuidado y el orden que en criar a sus hijos tenían los mexicanos. En efecto, difícilmente se hallará nación que en tiempo de su gentilidad haya puesto mayor diligencia en éste artículo de la mayor importancia para el estado”.

Fuente: “Historia Antigua de México” Javier Clavijero.

Si bien Tenochtitlan es el referente de la Excan Tlatoloyan, fue en Texcoco donde surgió el modelo educativo del imperio y hoy podemos conocer un poco de cómo se llevaba a cabo el ejercicio de la educación en las escuelas acolhuas, gracias a “Historia de la nación chichimeca” de Fernando de Alva Ixtlilxóchitl.

 

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Hoy sabemos, por ejemplo, que los hijos de Nezahualcóyotl, no por haber sido pipiltin o gente noble, gozaban de privilegios que les permitieran pasar por alto la buena educación, por lo que eran enviados a una escuela especial llamada tlacateo.

“Por la parte del poniente de los templos, estaban otros cuartos con su patio, sala y aposentos, que se llamaba tlacateo, en donde criaban y adoctrinaban a los hijos del rey, y allí asistían con ellos sus ayos (mayordomos) y maestros…”.

Fuente: “Historia de la nación chichimeca”.

 

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En estas escuelas, los hijos del rey poeta recibían los más avanzados conocimientos de la época y, además, una muy estricta educación, pues siendo aspirantes a la sucesión del trono en Texcoco debían comprender bien algunos conceptos como la rectitud y la humildad.

“… Les enseñaban toda la policía de su buen modo de vivir, y todas las ciencias y artes que se sabían y alcanzaban…”.

Fuente: “Historia de la nación chichimeca”.

Además, los instruían en algún oficio, pues los hijos del tlatoani debían comprender bien el valor y la laboriosidad del trabajo de la gente común, tanto para comprender a su pueblo, como para no dejarse engañar por el mismo. Se les daba entrenamiento militar, pues un buen gobernante en aquel tiempo debía ser capaz de dirigir a su propio ejército en batalla, todo ello con el fin de hacer de ellos personas provechosas y que evitaran a toda cosa actividades inmorales o sin provecho alguno.

“…y alcanzaban hasta las mecánicas de labrar oro, pedrería y plumería y las demás y así mismo el ejercicio militar, con tanto cuidado que no los dejaban un punto estar ociosos”.

Fuente: “Historia de la nación chichimeca”.

Por si fuera poco, Nezahualcóyotl también se sometía al mismo programa, e incluso se relata que cada ochenta días tenían junta, el tlatoani y sus sirvientes, así como los sirvientes y maestros de sus hijos, para ser reprendidos por un maestro que gozaba aún de más respeto y experiencia que el mismo rey poeta:

“… Cada ochenta días era ley, que el rey con todos sus hijos y deudos, con sus ayos, maestros y los grandes del reino estaban en una sala grande que había en estos cuartos de Tlacateo, y así mismo todas las hijas con sus ayas y maestras, aunque fuesen las muy pequeñas, sentandose por orden los varones a una parte y las hembras por la otra…en donde se subía a un teatro, a manera de púlpito un orador, y allí comenzaba desde el rey hasta el más pequeño a reprender todos los vicios y cosas mal hechas, trayendo a la memoria los daños que de ellos se seguían, y encareciendo la virtud, sus utilidades y provechos, y allí relataban las cosas que habían sido mal hechas en aquellos ochenta días”.

Fuente: “Historia de la nación chichimeca”.

Este maestro no era solamente un orador que se paraba frente a cada uno a darles consejos, sino que también era visto como un verdadero padre y hombre con trayectoria intachable. Les reprochaba sus faltas, hasta llevarlos a las lágrimas, pues ellos eran los representantes del gran altepetl acolhua y tenían que ser un ejemplo para el pueblo.

“Hacía ésta plática muy elocuente éste orador, que abominaba todos los vicios y engrandecía la virtud y lo que de ella se seguía hasta mover el afecto a las lágrimas, y otras muchas cosas que decía y persuadía, de muy buena moralidad”.

Fuente: “Historia de la nación chichimeca”.

Como puedes apreciar, en Texcoco había una moral muy elevada, tanto que ni siquiera el tlatoani podía pasarla por alto, pues era el principal ejemplo para sus hijos y para su pueblo. Vaya que los tiempos han cambiado bastante, ¿verdad?