Originalmente y como parte de una profecía, Tenochtitlan fue construida sobre un islote en medio de un pantano, en el Lago de Texcoco, ubicado en el Valle de México.
Con el tiempo, la isla fue ampliada artificialmente por los mexica hasta convertirse en toda una ciudad flotante, lo que se logró a través de obras de ingeniería hidráulica que consistían en relleno, pilotes, canales internos, diques, puentes y acueductos.