Hoy te quiero contar sobre algunos romances: unos que moldearon el México prehispánico y otros ocurrieron a partir de la llegada de los españoles y que, de no haber sucedido, tal vez otra hubiera sido nuestra historia.
Nezahualcóyotl y Azcalxochitzin
Este es el amor que dio al mundo a los dos dirigentes que hicieron de Texcoco la Atenas del mundo prehispánico, y así comenzó la historia:
Nezahualcóyotl se encontraba en su peor momento, a causa de la decepción que le había causado que su sobrino se enamorara de la mujer que él amaba. Un buen día, en una de sus tantas caminatas, conoció a Azcalxochitzin, mujer de Cuacuauhtzin, señor de Tepexpan, de quien se enamoró a primera vista. Aquella era una relación imposible, pero Nezahualcoyotl -que como ya sabemos era un soberano apasionado-, mandó a Cuacuauhtzin a la guerra y, después de su muerte, cortejó a su viuda.
De aquel amor nació Nezahualpilli, el hijo predilecto de Nezahualcóyotl, quien continuaría con la visión de su padre, llevando a Texcoco a ser aún más próspera.