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El mayor legado que dejó Nezahualcóyotl al reino de Texcoco fue su hijo Nezahualpilli

México
by Xiu 1 Aug 2019

Cuando Nezahualcóyotl, el rey poeta, apareció en la escena política del mundo nahua, a la edad de 16 años, Texcoco era una ciudad envuelta en graves problemas. La tensión entre el reino Tepaneca y el suyo terminó por estallar en una guerra en la que Tezozómoc, el tlatoani rival, ordenó la muerte de Ixtlilxochitl, padre de Nezahualcóyotl, quien quedó al amparo de los dioses.

Más tarde, después de una serie de épicas aventuras, el rey poeta recuperó su trono y llevó a Texcoco a convertirse en la “Atenas del mundo prehispánico”. Así que podrás imaginar que su fallecimiento representó una gran pérdida para el mundo nahua.

Sin embargo, Nezahualcóyotl no iba a dejar desamparado a su reino ni mucho menos iba a partir al reino de los muertos sin antes dejar en el trono a un heredero que continuara con su legado.

De entre sus más de 100 hijos eligió a Nezahualpilli, quien nació del amor que le tuvo a Azcalxochitzin, ¿la recuerdas? Aquella princesa que era esposa de Cuacuauhtzin, quién fue enviado a la guerra por Nezahualcóyotl, donde murió, quedando viuda su mujer a quien el rey poeta la tomó por esposa (al parecer el enviar a la guerra a su rival fue un plan oscuro para quedarse con la mujer que amaba). Y vaya que el heredero continuó con la obra de su padre.

Esto nos dice Fernando de Alva Ixtlilxóchitl en su “Historia de la nación chichimeca”:

«El príncipe Nahualpiltzintli nació en el día que llamaron matlactliomei Coatl (12 Serpiente), que era el octavo día de su quinceno mes llamado Atemotzli y en su año llamado matlactlionce Tecpatl (11 Pedernal), que conforme á nuestra cuenta fué á primero de enero del año mil cuatrocientos sesenta y cinco…”.

Durante los siete años que Nezahualpilli convivió con su padre pudo aprender lo más valioso del rey poeta, quien quizás le había confiado, en secreto, que iba a elegirlo como su heredero para continuar la misión de convertir a Texcoco en la ciudad más próspera del mundo nahua.

Así fue como llegado el momento, el Tlahtocan de Texcoco eligió a Nezahualpilli como tlatoani, aún por encima del resto de sus hermanos mayores.

No obstante, por su corta edad, el tlatoani no pudo tomar parte en las campañas bélicas llevadas a cabo por la Excan Tlatoloyan (Texcoco, Tenochtitlan y Tlacopan) durante los primeros años de su gobierno, mediante las cuales se sometió a Tlatelolco y a Matlatzinco.

Pero Nezahualpilli no quería decepcionar a su fallecido padre y, cuando tuvo la edad suficiente, encabezó personalmente el levantamiento del reino de Tizauhcoac y, además, se distinguió en las xochiyaotl o guerras floridas, en las que logró capturar a Quautliztzactin, tlatoani de Atlixco.

Ixtlilxóchitl lo describe como un tlatoani con poderes mágicos, muy preocupado por sus súbditos y su bienestar y hasta le atribuye las cuatro virtudes cardinales: prudencia, justicia, fortaleza y templanza.

Nezahualpilli es también recordado por su generosidad, pues en tiempos de hambre, no sólo abrió las reservas imperiales para repartirlas entre su gente, sino que abolió las leyes sobre prestaciones personales, para así evitar los abusos con los deudores.

Al igual que su padre fue un arquitecto talentoso. Si su padre construyó el dique que separaba las aguas dulces de las saladas del lago, Nezahualpilli se encargó de solucionar el problema del ojo de agua de Acuelcuexatl, que provocaba las inundaciones de Tenochtitlan.

Continuando con el legado de Nezahualcóyotl, el joven tlatoani también fue un gran poeta y además se hizo fama de sabio de las cosas divinas, tristemente solo se conserva uno de sus poemas que es llamado Nezahualpilli yc tlamato huexotzinco («canción de Nezahualpilli durante la guerra con huexotzinco»).

«El llanto se extiende, las lágrimas gotean allí en Tlatelolco.
Por agua se fueron ya los mexicanos;
semejan mujeres; la huída es general.

¿Adónde vamos?, ¡oh amigos! Luego ¿fue verdad?
Ya abandonan la ciudad de México:
el humo se está levantando;
la niebla se está extendiendo.
Con llanto se saludan el Huizen Ahuácatl Motelhuihtzin,
el Tlailotlácatl Tlacotzin,
el Tlacatecuhtli Oquitzin.

Llorad, amigos míos.
tened entendido que con estos hechos
hemos perdido la nación mexicana
¡El agua se ha acedado, se acedo la comida!
Esto es lo que ha hecho el Dador de la vida en Tlatelolco.
Sin recato son llevados Motelhuihtzin y Tlacotzin.
Con cantos se animaban unos a otros en Acahinango.
Ah, cuando fueron a ser puestos a prueba allá en Coyoacán».

Se le atribuye un pensamiento moral muy elevado, pues estaba en contra de la guerra y problemas cotidianos como la embriaguez.

«Dicen, que fue grande Astrólogo, y que se preciaba mucho de entender los movimientos de los Astros Celestes; y con esta inclinación, que á estas cosas tenía, hacía inquisición por todas las partes de su reino, de todos los que sabían algo de esto y los traía á su corte y comunicaba con ellos todo lo que sabía y de noche se subía á las azoteas de su palacio y desde allí consideraba las estrellas y arguía con todos lo que de ellas dificultaban».

(Fray Juan de Torquema.da, “Monarquía Indiana”).

Nezahualpilli tuvo muchos desacuerdos con Moctezuma, sobre todo en lo relacionado a los avistamientos de hombres blancos en las costas del imperio. Además, existe la sospecha de que fue precisamente Moctezuma quién ordenó asesinarlo, para evitar que interfiriera con la llegada de los españoles.

Moctezuma temía de la sabiduría de Nezahualpilli, o tal vez de sus profecías:

«Poderoso y gran Señor: mucho quisiera no inquietar tu ánimo poderoso, quieto y reposado; pero fuerzame la obligación que tengo de te servir á darte cuenta de una cosa extraña y maravillosa, que por permisión y voluntad del señor de los cielos, de la noche y el día y del aire, ha de acontecer en tu tiempo; por lo cual debes estar avisado y advertido y con mucho cuidado, porque yo he alcanzado, por cosa muy verdadera, que de aquí á muy pocos años nuestras ciudades serán destruidas y asoladas, nosotros y nuestros hijos muertos y nuestros vasallos apocados y destruidos, y de esto no tengas duda; y para más verificar lo que te digo, y para que conozcas ser verdad, sé muy cierto que jamás que quisieres hacer guerra á los vexotzincas, tlascaltecas ó cholutecas alcanzarás la victoria, antes los tuyos, serán siempre vencidos con pérdida de tus gentes y señores; y irás te digo, que antes de muchos días verás en el cielo señales que serán pronóstico de lo que te digo: y no por eso desasosiegues y inquietes, que lo que a de suceder es imposible huire el rostro …».

(Fray Diego Durán, recreando las advertencias de Nezahualpili a Moctezuma “Historia de las Indias de Nueva-España y islas de Tierra Firme”)

Nezahualpilli pretendía tomar por esposa a una hija de Axayácatl, tlatoani de Tenochtitlan, pero antes de contraer matrimonio ella fue condenada a la pena capital por el delito de adulterio. Y no sólo eso, sino que convertía en estatuas el cuerpo de sus amantes. ¿La recuerdas? Te hablo de Chalchiunenetl.

Sin embargo, esto no detuvo a Nezahualpilli, pues se dice que llegó a tener 2000 concubinas, aunque solo con 40 de ellas mantuvo una relación más íntima a nivel familiar. Engendró con ellas 144 hijos, siendo Cacamatzin quién le sucedió en el poder, pero no por derecho legítimo, sino por orden de Moctezuma, lo que finalmente ayudó a cumplir las profecías de Nezahualpilli pues su hijo Ixtlilxochitl, desposeído del trono, se alió con los españoles para acabar con el poder mexica, lo que le haría pasar a la historia como el verdadero conquistador de Tenochtitlan.

¿Qué te pareció la historia de Nezahualpilli?