Una visita a la segunda ciudad con más museos del mundo —o la primera, dependiendo a quién le pregunten— es todo un reto para los que gustan del turismo cultural. Si estás de visita relámpago o simplemente quieres organizar un itinerario que incluya lo más destacado de la oferta museográfica de la ciudad, estás en el lugar adecuado. En esta lista no solo encontrarás obras específicas, sino también salas y edificios que destacan por su belleza y relevancia cultural; experiencias que te dejarán con la boca abierta y que querrás volver a disfrutar una y otra vez. Esto es lo mejor de los museos de la Ciudad de México.
Conoce las obras más impresionantes de los museos de la Ciudad de México
La Piedra del Sol. Museo de Antropología
No hay mejor forma de acercarse a la compleja cosmovisión de los antiguos mexica que deteniéndose frente a este monumental monolito. La Piedra del Sol es un disco de piedra de casi cuatro metros de diámetro en el que está representado el dios Tonatiuh, las cuatro eras que anteceden al Quinto Sol y varias divisiones del calendario como lo entendían los mexica. Tanto el tamaño como el detalle de los grabados en la piedra son impresionantes y el impacto visual de la obra se acentúa gracias a su ubicación en el centro de la Sala Mexica del Museo Nacional de Antropología.
Epopeya del pueblo mexicano. Palacio Nacional
Este es uno de los murales más conocidos de Diego Rivera y —gracias a una reciente restauración— uno de los mejor preservados en México. Se encuentra adornando los muros de la escalinata principal de Palacio Nacional. La Epopeya del pueblo mexicano relata la historia de México desde la época prehispánica hasta principios del siglo XX y proyecta un futuro utópico basado en doctrinas socialistas. El mural es un recuento muy detallado de la historia mexicana, sus personajes y eventos más trascendentes.
En el primer piso de Palacio Nacional se encuentra otra serie de murales de Diego Rivera en los que se representa la vida en el México prehispánico desde la visión de las distintas culturas originarias. El conjunto de murales y la imponente arquitectura del Palacio Nacional son una experiencia imperdible si estás en el Centro Histórico.
El Valle de México desde el Cerro de Santa Isabel. Museo Nacional del Arte (Munal)
José María Velasco es uno de los paisajistas más importantes del siglo XIX y uno de los pintores mexicanos más reconocidos a nivel mundial. La obra de Velasco convirtió los motivos de la geografía mexicana en fuertes elementos de identidad nacional, tradición que heredaría a la escuela muralista de principios de siglo XX. Alrededor de 1870, Velasco realizó varias interpretaciones del Valle de México a ojo de pájaro desde la cima de los cerros que conforman la Sierra de Guadalupe. La mejor de estas obras —y su obra cumbre según muchos estudiosos— es El Valle de México (1877). Esta y otras obras de gran formato del mismo Velasco se encuentran en una misma sala dentro de Territorio Ideal: Perspectivas de una Era, exhibición que se mantiene como uno de los espacios más destacados del Munal desde 2014.
Hay que mencionar que el edificio donde se encuentra el Museo Nacional de Arte es una belleza en sí mismo. El otrora Palacio de la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas es un edificio ecléctico que data de 1908 y es uno de los elementos arquitectónicos más distinguibles del Centro Histórico. Los visitantes al museo generalmente le dedican el mismo tiempo a observar las exposiciones que a recorrer los pasillos y las escaleras de este majestuoso lugar.
Galería de Emplomados. Museo Nacional de Historia
En el segundo piso del Alcázar del Castillo de Chapultepec hay un pasillo que sobresale por su colorido y belleza, la Galería de Emplomados. Los cinco vitrales que delimitan el pasillo fueron realizados en Francia en 1900 y muestran escenas clásicas en la tradición grecorromana. Las figuras femeninas que están representadas en los vitrales son Pomona, Flora, Hebe, Diana y Ceres, todas deidades de la mitología romana. El conjunto de los vitrales con los pisos ajedrezados del Alcázar y los muebles del siglo XIX hacen que caminar por este pasillo se convierta en un verdadero viaje a través del tiempo y en una experiencia estética difícil de olvidar.
Vale la pena visitar el Castillo de Chapultepec entre semana y muy temprano para poder disfrutar de este y otros espacios espectaculares sin la presión de las multitudes. También tómate un rato para recorrer las áreas exteriores, desde donde tendrás una gran vista del Bosque de Chapultepec y Paseo de la Reforma.
Anahuacalli
¿Alguna vez te has preguntado cómo sería estar dentro de alguna de las grandes construcciones de Teotihuacán o Tenochtitlán? Pues Diego Rivera seguramente se preguntó lo mismo y para darle solución a sus dudas puso en marcha el proyecto del Museo Anahuacalli. Este museo contiene la colección de objetos prehispánicos del propio Diego Rivera, pero también es un tributo a la arquitectura de las grandes culturas mesoamericanas. Encontrarte con dioses mexica mientras caminas por salones y pasillos de roca volcánica es lo más parecido a estar dentro de una pirámide o un templo prehispánico.
La Puerta del Infierno. Museo Soumaya
La Puerta del Infierno es una de las obras más importantes de Auguste Rodin, considerado como el padre de la escultura contemporánea. La puerta es un conjunto escultórico en el que Rodin trabajó durante los últimos 37 años de su vida y que nunca vio finalizada —la primera fundición se realizó en 1920, tres años después de su muerte. El proyecto original serviría como una puerta para el Museo de Artes Decorativas de París; sin embargo, este museo no se concluyó y en su lugar se levantó el Museo d’Orsay, donde hoy se resguarda el original de yeso de la obra.
El conjunto escultórico está inspirado por La Divina Comedia de Dante Alighieri y por Las Flores del Mal de Charles Baudelaire. De la puerta se desprenden algunos elementos que se convertirían en esculturas importantes por sí mismas. Este es el caso de El Pensador, figura que se encuentra en el tímpano de la puerta y que —además de ser de las obras más famosas de Rodin— representa al mismísimo Dante.
La puerta que se encuentra en el Museo Soumaya es la octava y última fundición de la obra y es la única réplica original que hay en toda Latinoamérica.
Tlaltecuhtli. Museo del Templo Mayor
Pocos museos te dan la bienvenida de forma tan espectacular como lo hace el Museo del Templo Mayor. En el centro del vestíbulo principal se encuentra Tlaltecuhtli — deidad de la tierra de los mexica—, una impresionante monolito de más de cuatro metros de altura y casi doce toneladas. La pieza fue descubierta en 2006 y está tan bien preservada que incluso se pueden apreciar algunos de los colores originales.
El telón. Palacio de Bellas Artes
El Palacio de Bellas Artes es una de las obras de arquitectura ecléctica más impresionantes del mundo y uno de los edificios más identificables de la Ciudad de México. Este lugar es un bastión de historias y alberga algunas de las grandes obras maestras del muralismo mexicano, pero uno de sus elementos más impresionantes —y que muchas veces pasa desapercibido— es el telón que adorna el teatro principal. Diseñado por Harry Stoner para la casa Tiffany de Nueva York, el telón está hecho con más de un millón de piezas de cristal y en él se representan los dos grandes volcanes del Valle de México, el Popocatépetl y el Iztaccíhuatl. Puedes entrar al teatro en las visitas guiadas gratuitas que se realizan de martes a viernes a las 13:00 y 13:30 horas.
El mamut de la sala principal. Museo de Geología
Entrar a la sala principal del Museo de Geología es como visitar la mansión de algún explorador o coleccionista excéntrico del siglo XIX. El estilo art nouveau del interior del edificio es el marco perfecto para el conjunto de fósiles que se exhiben en sus distintas salas, incluyendo cráneos de mamíferos del Pleistoceno y uno que otro dinosaurio mexicano. La estrella del museo es el enorme mamut que se levanta en el centro de la sala principal y que está formado a partir de piezas recuperadas de distintos especímenes. No es el único esqueleto de mamut completo exhibido en México, pero el espectáculo visual que ofrece junto con el edificio que lo rodea lo vuelve el más atractivo.