Así se protegía a los niños y a las niñas durante el gobierno de Nezahualcóyotl

A continuación te cuento un poco sobre esta legislación que no permitía que la niñez, que era lo más valioso que tenía la sociedad nahua, fuese abusada.

Antes de todo, tienes que saber que para la sociedad de la Excan Tlatoloyan (Texcoco, Tenochtitlan y Tlacopan), los niños eran literalmente un tesoro. Así lo relata Bernardino de Sahagún en el Códice Florentino:

“…mi collar y pluma fina, mi criatura y mi hechura, lo rojo de mi sangre, mi retrato…”.

A pesar de este amor de padres, los niños recibían una educación muy dura, que en muchas ocasiones implicaba los castigos físicos de manera generalizada. Todos los pequeños sin importar su origen eran parte de este modelo que podemos apreciar en el Códice Mendoza, que nos muestra diversos castigos para reprender las faltas de los pequeños.

Tal parece que para la sociedad de aquel imperio era muy importante que los niños aprendieran, por las buenas o por las malas, a ser ciudadanos efectivos y correctos que pudieran enorgullecer. Así lo cuenta Ixtlilxóchitl, en “Historia de la nación chichimeca”.

“El modo que tenían de castigar a sus hijos e hijas, siendo mozos, cuando salían viciosos y desobedientes y traviesos, era trasquilarlos y traerlos maltratados, y pinchándoles las orejas y los muslos y brazos.”

Pero ¿qué sucedía si estos niños no entendían ni con palabras ni con golpes y crecían para convertirse en una deshonra de la sociedad?

Para ellos existían leyes que castigaban los delitos aunque, cuando se trataba de abuso infantil, se castigaba con mayor rigor que en nuestros tiempos.

Estas son algunas de las leyes dictadas por Nezahualcóyotl para la protección de la niñez:

“Que si alguna persona forzase a algún muchacho y lo vendiese por esclavo, fuese ahorcado”.
Fuente: “Historia de la nación chichimeca”.

En otro artículo te conté sobre los tlacotin, que eran una especie de deudores que, por falta de liquidez, se ponían a sí mismos al servicio de su acreedor, lo que los convertía prácticamente en esclavos. Incluso ser tlacotin era un castigo aplicado por los padres a los niños y consistían en ofrecerlo a familiares o conocidos para que aprendiera a ser diligente.

“Si alguna esclava pequeña que no es de edad para hombre, alguno la toma, es esclavo el que se echó con ella…”.
Fuente: “Historia de la nación chichimeca”.

En el caso de que un hombre abusara de una pequeña tlacotin se volvería esclavo, lo cual seguramente no ameritaría un trato amable.

“Si alguno quedó pequeñito y los parientes le venden, y se sabe después cuando es mayor, sacan los jueces las mantas que les parecen para dar al que lo compró y queda libre”.
Fuente: “Historia de la nación chichimeca”.

Es decir, como en toda sociedad, siempre hay algunos familiares crueles y, en aquel entonces en el caso de que estos vendieran a su pequeño sobrino o primo huérfano, los jueces investigaban el caso para poder pagar por la libertad del niño.

“Si algunos vendieran a algún niño por esclavo y, después se sabe, todos los que en ello entendieron son esclavos, y dellos dan uno al que lo compró y los otros los reparten entre la madre de quien era el niño que vendieron y entre el que lo descubrió.”
Fuente: “Historia de la nación chichimeca”.

Así que si algún grupo de delincuentes secuestraban y vendían a un niño eran entregados a la madre, y uno al comprador del niño, por haber sido víctima de estafa y ellos, a su vez, podían venderlos. Esta era una de las formas de protección de la infancia en el México prehispánico.

“Otra ley, que si alguno vendía por esclavo a algún niño perdido, y así mismo hacían esclavos y a todos los que habían vendido si eran muchos”.
Fuente: “Historia de la nación chichimeca”.

El asunto era algo más simple que un secuestro y se disfrazaba como un acto inocente, pero los que intentaban sacar provecho de un niño se convertían en esclavos.

Así que, como puedes ver, separar a un niño de su familia era un asunto serio, pues el captor quedaba en todos los casos a la merced de los padres del pequeño, los cuales podían tenerlo trabajando para ellos, o venderlo.