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5 festividades mexicanas que tienen su origen en leyendas prehispánicas

México
by Xiu 11 Jan 2018

México es un país lleno de magia, de personajes legendarios y de tradiciones ancestrales. Algunas existen desde hace milenios, mientras que otras llegaron por el mar hace un poco más de 500 años con los españoles. En estos cinco siglos del choque de culturas, las brechas se hicieron más cortas y tradiciones totalmente diferentes supieron mezclarse para dar vida a otras nuevas, llenas de vida y de elementos misteriosos. A continuación te presento algunas de las festividades mexicanas más representativas que tuvieron su origen en el sincretismo de creencias mexica y católicas.

1. Danza del Calala (Suchiapa, Chiapas)

Inicia el día, decenas de rugidos interrumpen la tranquilidad de Suchiapa y sus calles son invadidas por una marea amarilla moteada con manchas negras que danza al ritmo de tambores y silbatos. Son los tigres, guardianes del Santísimo, que anuncian que ha comenzado la danza de Calala, que se celebra en tierras zoque el día de Corpus Christi (17 de junio).

Esta fiesta surge del sincretismo religioso entre dos culturas, la de los nativos prehispánicos de Chiapas y la de los europeos de Castilla. El Museo Regional de Chiapas ha aclarado que se desconoce el origen exacto de esta celebración, pero que seguramente debió ser una consecuencia natural del interés de los frailes españoles por qué los nativos comprendieran la religión católica. Actualmente la danza del Calala es celebrada para ahuyentar el mal y pedir buenas cosechas. Calala proviene del zoque “Calaahlau” (lugar donde llega el venado del cielo).

Cuenta la leyenda que Don Lucano Toalá escuchó música por donde pasaba habitualmente, al acercarse notó que está salía de un árbol y que en este árbol había una ostia donde antes hubo un panal y que las abejas danzaban alrededor de ella. Don Luciano corrió a avisarle a todos y cuando regresaron a ver lo que sucedía encontraron a un tigre, a un venado y a una serpiente adorando al Santísimo Sacramento.

La danza del Calala incluye cinco personajes: el Gigante, el gigantillo, los tigres, el venado y los chamulas. El primero de los personajes representa a Quetzalcóatl y el segundo a David, el joven que derrotó a Goliat según la tradición católica.

Gigante lleva puesto un penacho que tiene grabada una serpiente de madera, lo que nos habla de una forma en la que Quetzalcóatl, la serpiente emplumada, se mantuvo vivo.

Gigantillo es representado por un niño vestido con una camisa blanca y pantalón de manta, que sostiene un arco en la mano derecha y, en la izquierda, un lazo que al extremo tiene atada una esfera forrada con tela simulando la honda y la piedra de David, aquel que derrotó a Goliat.

Los chamulas son una especie de bailarines detrás de los protagonistas que imitan el movimiento de estos vestidos de tocados color azul y paliacates en la cabeza para representar a los pueblos nativos de la región central de Chiapas.

2. La tigrada (Estado de Guerrero, muy arraigada en la región de Chilapa).

Decenas de hombres disfrazados de jaguares salen a las calles para rugir y simular los sonidos de los truenos. Esta festividad nace de la leyenda en la que Tláloc descubre que unos hombres vestidos de jaguares estaban robando su maíz y deja caer sobre ellos la ira de su lluvia y sus truenos.

La estrecha relación entre la lluvia y el jaguar desde tiempos prehispánicos fue evolucionando por la mezcla que se dio con entre la religión católica y la cosmovisión prehispánica, sobreviviendo algunos elementos de la cultura nativa que se integraron a las fiestas españolas que celebraban su religión, pues como sucedió en otras regiones, los españoles intentaron de muchas formas evangelizar a los nativos, teniendo más éxito con las fiestas católicas con las que suplantaban aquellas en honor a los dioses prehispánicos. Como los nativos no olvidarían de un día a otro sus creencias más sagradas, rescataron algunos elementos de sus antiguas fiestas y sin que los españoles se dieran cuenta, los integraron poco a poco en las celebraciones hasta regalarnos esta gran fiesta que se celebra región de Chilapa, en el estado de Guerrero, cada 15 de agosto, para dar gracias por los favores recibidos durante el año a dos poderes divinos muy diferentes: a Tláloc y a la Virgen de la Asunción.

Los espectadores huyen despavoridos de aquellos que se han disfrazado de jaguar, pero ¡hey!, aquí el miedo no tiene presencia y, por el contrario, es una fiesta llena de carcajadas.

 

3. La devoción al Niño Pan o Niñopa (Xochimilco, CDMX)

Por las calles de Xochimilco y sus alrededores pasea año tras año el Niño pan, que es una representación del niño Dios. Fue tallado en el s XVI por un Xochimilca. Se le llamó Niño Pan por el resultado de la combinación de dos vocablos, uno en castellano que es “niño” y el otro en náhuatl, “pan”, un apócope que designa a un “lugar” (como la palabra que designa al lugar “Atizapan” que en nahuatl significa “lugar de agua blanca”).

En este sentido, Niño Pan vendría a traducirse como “lugar del niño”. Sin embargo, con la evolución y modificación del náhuatl, la gente ha dicho que el verdadero significado es “Niño del pueblo” dando a la terminación “pan” el significado de “pueblo”. Algunos lo llaman Niñopa, acortando su nombre pero conservando su significado.

El origen del Niño pan se le debe a los frailes franciscanos quienes, en su intento por evangelizar a los nahuas del valle de México, les dieron al Niño pan. Aunque los xochimilcas veían en él a Huitzilopochtli, su señor patrono que también nacía en diciembre, en el solsticio de invierno. Pues como ya te contamos antes, la intención de los españoles era la de evangelizar a toda costa a los nativos, por ello aprovecharon la fecha de nacimiento del dios para asemejarla con la del mesías cristiano y así facilitar las conversiones.

Con el tiempo, el Niñopa se volvió parte vital de la identidad de los xochimilcas y, durante los períodos históricos de la independencia y de la revolución, fue muy custodiado por los pobladores, convirtiéndose en un símbolo aún más emblemático para ellos.

Fue hasta 1969 cuando el cura de la parroquia de San Bernardino quiso reclamar al Niñopanpara la Iglesia Católica, aunque el pueblo se negó rotundamente y la pequeña figura quedó a cargo de un comité de vigilancia y administración de Xochimilco. Y a pesar de que el Niñopa es la representación del niño Dios, la relación que guarda es más estrecha y directa con los Xochimilcas que con los encargados de las iglesias y las celebraciones católicas. Ahora el Niñopa ha trascendido tanto a las creencias prehispánicas como a las católicas y se ha legitimado como un símbolo de fe que pertenece solo a Xochimilco.
Los primeros xochimilcas seguramente no tenían en estima a la religión católica y contra su voluntad rezaban a la figura del niño pero con el corazón y su fe en Huitzilopochtli, lo más lógico es que con el tiempo sus descendientes olvidaran al dios mexica y, de la mano de la fe católica, terminaron por adorar al Niño Pan que hoy en día -aseguran-, es muy milagroso.

4. Día de muertos

De esta tradición también hay un acalorado debate sobre el verdadero origen, pues por un lado los españoles ya rendían culto a sus muertos antes de llegar a América. Sin embargo las ofrendas, las calaveritas y elementos como el pan de muerto nos remiten a un origen prehispánico de respeto a las personas que abandonaron este plano terrenal (aquí puedes leer más sobre el tema).

Año con año la tradición se vuelve más fuerte y los elementos que la componen son ya un emblema de nuestra cultura. Un ejemplo de ello es “Coco”, la película de Pixar que ha puesto los ojos y corazón del mundo en el Día de Muertos.

Como muestra de los elementos prehispánicos que lograron trascender junto a esta celebración tenemos al pan de muerto que con los pequeños bultos que le rodean en la parte superior en forma de cruz nos recuerdan los cuatro puntos cardinales consagrados a los dioses Quetzalcóatl, Tláloc, Xipe Tótec y Tezcatlipoca.
usar la foto de portada de acá:

O qué decir de las calaveritas de azúcar, chocolate o amaranto, que se apilan en el altar de muertos y nos recuerdan los “tzompantlis” (hilera de cráneos en idioma nahuatl) que los mexica tenían en Tenochtitlan y de las que, por cierto, aún se desconoce a ciencia cierta el simbolismo, que seguramente era muy profundo si es que sobrevivió hasta nuestros días.

Por otro lado, las velas que muestran a los muertos el camino de vuelta a casa o la cruz cristiana que pone de manifiesto la religión que logró triunfar en esta celebración y que en combinación con los elementos prehispánicos nos legaron una fiesta que crece día con día.

Es una tradición que se da en mayor medida en los estados al sur de México. Al norte del país es más común la celebración de Halloween, aunque los últimos años el Día de muertos se ha vuelto muy popular, incluso en Estados Unidos.

5. Peregrinación a la Basílica

Año tras año, desde hace más de 500 años, se lleva a cabo la peregrinación a la Basílica de Guadalupe en la capital mexicana. Allí es donde, cuenta la leyenda, se le apareció la Virgen María bajo el nombre de Guadalupe, al mexica evangelizado Juan Diego Cuauhtlatoatzin.

Mucho se ha dicho sobre la veracidad del ayate, pues muchos, demasiados años antes de la llegada de lo españoles, las peregrinaciones al cerro del Tepeyac ya se llevaban a cabo. Claro que no se veneraba a Guadalupe, sino a Tonantzin, en un templo dedicado a esta deidad ubicado en ese mismo sitio. Los españoles derribaron este templo y, en su lugar, colocaron la Basílica que hoy conocemos.

La tradición se da meramente en la capital mexicana, aunque la devoción a la virgen de Guadalupe se extiende por todo el país.