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Hoy es el Palacio Nacional, antes fue el Palacio de Moctezuma

The Federal District
by Xiu 30 Aug 2019

Como es sabido, la invasión europea arrasó con la arquitectura mexica, así que solo nos queda imaginarla a través de las descripciones de las crónicas de los vencedores. En el caso de México-Tenochtitlan, por ejemplo, Cortés nos habla del impresionante palacio de Moctezuma, que se encontraba justo a un lado del zócalo de la ciudad de México.

Este espectacular palacio había sido edificado dos años antes del arribo de los españoles al actual territorio mexicano. Junto a dicha construcción se encontraban las casas reales, es decir, las viviendas de la nobleza y su extensión ocupaba el espacio donde se encuentran el Palacio Nacional y también el área que hoy ocupan la Suprema Corte de Justicia y la Universidad de México.

El palacio contaba con veinte puertas de acceso que daban directamente a la plaza de Tenochtitlan. Dentro había una fuente de la que brotaba agua traída directamente desde Chapultepec. El cronista López de Gómara lo describe como una construcción muy lujosa, hecha con los mejores materiales del imperio, tanto en rocas, como en maderas:

“…aunque sin clavazón, era todo muy bueno; las paredes de canto, mármol, jaspe, pórfido, piedra negra, con unas vetas coloradas y como rubí, piedra blanca, y otra que se trasluce; los techos, de madera bien labrada y entallada de cedros, palmas, cipreses, pinos y otros árboles; las cámaras, pintadas, esteradas, y muchas con paramentos de algodón, de pelo de conejo, de pluma…”.

(“Historia de la conquista”, Hernán Cortés).

Incluso para el mismo Cortés, el lujo en el que vivía Moctezuma no tenía punto de comparación con el del entonces monarca de España, Carlos V, insuperable incluso para los mismos europeos. Y así se lo hace saber a su rey en su segunda Carta de Relación, en la que le da detalle de lo que está viendo:

“Tenía una casa poco menos buena que ésta donde tenía un muy hermoso jardín con ciertos miradores que salían sobre él y los mármoles y losas dellos eran de jaspe muy bien obrados. Había en esta casa aposentamiento para se aposentar dos muy grandes príncipes con todo su servicio”.

El lujo dentro de aquel palacio era simplemente exquisito y hasta extravagante, pues nuevamente Cortés relata que dentro del mismo palacio había estanques de agua para aves de todo tipo:

“En esta casa tenía diez estanques de agua donde tenía todos los linajes de aves de agua que en estas partes se hallan, que son muchos y diversos, todas domésticas. Y para las aves que se crían en la mar eran los estanques de agua salada y para las de ríos lagunas de agua dulce, la cual agua vaciaban de cierto a cierto tiempo por la limpieza y la tornaban a henchir con sus caños…

…Había para tener cargo destas aves trescientos hombres que en ninguna otra cosa entendían. Había otros hombres que solamente entendían en curar las aves que adolecían. Sobre cada alberca y estanques de estas aves había sus corredores y miradores muy gentilmente labrados donde el dicho Moctezuma se venía a recrear y a las ver”.

Bernal Díaz del Castillo, por su parte, nos relata sobre un salón de armas que tenía Moctezuma en su palacio y nos lo describe de una manera muy detallada:

«Dejemos de hablar de los libros y cuentas, pues va fuera de nuestra relación, y digamos cómo tenía Moctezuma dos casas llenas de todo género de armas, y muchas de ellas ricas, con oro y pedrería, donde eran rodelas grandes y chicas, y unas como macanas, y otras a manera de espadas de a dos manos, engastadas en ellas unas navajas de pedernal, que cortan muy mejor que nuestras espadas, e otras lanzas más largas que no las nuestras, con una braza de cuchilla, engastadas en ellas muchas navajas, que aunque den con ellas en un broquel o rodela no saltan, e cortan, en fin, como navajas, que se rapan con ellas las cabezas; y tenía muy buenos arcos y flechas, y varas de a dos gajos, y otras de a uno, con sus tiraderas, y muchas hondas y piedras rollizas hechas a mano, y unos como paveses que son de arte que las pueden arrollar arriba cuando no pelean, porque no les estorbe, y al tiempo del pelear, cuando son menester, las dejan caer e quedan cubiertos sus cuerpos de arriba abajo.

También tenía muchas armas de algodón colchadas y ricamente labradas por de fuera de plumas de muchos colores, a manera de divisas e invinciones, y tenían otros como capacetes y cascos de madera y de hueso, también muy labrados de pluma por de fuera, y tenían otras armas de otras hechuras que por excusar prolijidad lo dejo de decir, y sus oficiales, que siempre labraban y entendían en ello, y mayordomos que tenían cargo de las armas”.

(“Historia verdadera de la conquista de la Nueva España”).

Tal era la grandeza de aquel palacio que Cortés confiesa que, a pesar de haber entrado y paseado muchas veces, no pudo recorrerlo todo pues terminó cansado antes de lograrlo.

“Yo entré más de cuatro veces en una casa del señor principal (Moctecuzoma), sin más fin que el de verla, y siempre andaba yo tanto que me cansaba, de modo que nunca llegué a verla toda”.

(“Segunda carta de relación”, de Cortés).

¿Pero qué sucedió con el Palacio de Moctezuma?

Una vez consumada la caída de Tenochtitlan, fue entregado en recompensa a Cortés y vendido en 1562 por su descendencia directamente a la corona española. Con el tiempo se convirtió en la mansión que los virreyes utilizaban para vivir, es decir, la casa de quién gobernaba la Nueva España, tradición que continuó hasta la fecha, pues el Palacio Nacional se convirtió en la casa del presidente de la República mexicana.

Pero como todos las construcciones en el centro de la ciudad de México, el Palacio Nacional aún no ha sido totalmente explorado, muestra de ello son los descubrimientos en el año de 2008 cuando salieron a la luz las “vasas nuevas de Moctezuma”, que son cinco habitaciones intercomunicadas bajo el palacio.

Así mismo se localizó una habitación que ha sido llamada “Casa denegrida”, a la que -según la arqueóloga del INAH, Elsa Hernández Pons-, Moctezuma acudía a meditar en completa oscuridad.

Bueno, ahora cuando llegues a pasear por el zócalo de la Ciudad de México y voltees a ver el Palacio Nacional, solo tendrás que echar a andar un poco tu imaginación para encontrarte con el palacio de Moctezuma.