Dicen que “las penas con pan son menos”, pero yo te garantizo que, con el atole, se esfuman. Su aroma dulce y su textura espesa son como apapachos de la abuelita. Si sales a trabajar muy temprano y no desayunas, seguro que en cualquier esquina te encuentras un puesto con alguna de sus muchas variedades.
Si lo acompañas con un tamal es una gran fuente de energía. Rico, nutritivo, barato y bien mexicano. Conoce la historia de esta prodigiosa bebida de origen prehispánico, elaborada con maíz y agua, que se ha ido adaptando desde la época de la conquista hasta nuestros días.