Crédito: Lau B

19 comidas y bebidas que tienes que probar para decir que has estado en Buenos Aires

Ciudad de Buenos Aires
by Verónica Roselló 20 Apr 2018

Moscato, pizza y fainá

La forma más tradicional y típica de comer pizza en Buenos Aires es en el mostrador de una de las tantas pizzerías de la ciudad. Entrás, pedís una o dos porciones de muzzarella, una de fainá y un vaso de vino moscato (si no te animás con el moscato, la opción B es un chopp de cerveza).

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Choripán en la Costanera

Podés ir a la Costanera Norte, en donde el murallón está sobre el Río de la Plata, o a la Costanera Sur, que es más amplia pero allí el murallón (malecón) quedó separado del río por la Reserva Ecológica. En cualquiera de los dos casos, cada 30 metros encontrás un carrito (food truck) en el que preparan el famoso choripán: un chorizo bien crocante en medio de un pan francés. Los carritos están abiertos durante las 24 horas y en las nochecitas de verano es un auténtico placer comerte un choripán entre el cielo porteño y las brisa que llega del río.

Té en Las Violetas

En la esquina de la avenida Rivadavia y Medrano, barrio de Almagro, está la confitería Las Violetas, fundada en 1881. Aquí es un clásico “ir a tomar el té”, que lo sirven con torta, budín, pan dulce, tostadas, manteca, mermelada, scones, sánguches de miga, masas finas, chips, jugo de naranja y ¡champagne!

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Flan con dulce de leche (y crema)

Imposible no probar en Buenos Aires un flan con dulce de leche. Lo conseguís en cualquier restaurante, pizzería, bodegón de barrio o lugar que venda comida. Desde el más elegante y distinguido hasta el más modesto y humilde ofrece entre sus postres el flan con dulce de leche: uno de los dúos más famosos de la comida argentina (aunque a veces se convierte en trío cuando se le agrega crema).

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Milanesa a la napolitana con papas fritas

En cualquiera de los bodegones de la ciudad podés comer milanesa a la napolitana con papas fritas. Un filet de ternera rebozado y frito al que se le agrega arriba jamón, queso y salsa de tomate. Para que sea una milanesa “como Dios manda” tiene que ser más grande que el plato en el que se sirve y las papas fritas tienen que formar una montaña en la que cualquier mínimo desequilibrio las haga caer del plato de tan abundante que es la porción.

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Pancho 46

Esta panchería no está estrictamente en Buenos Aires pero casi: está a dos cuadras del límite de la ciudad… y lo cierto es que ir a comer un pancho al Pancho 46 es una salida muy popular entre los más jóvenes, quienes sostienen que son lo mejor de la ciudad.

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Un pancito con manteca…

Lo que nunca puede faltar en una mesa argentina es el pan. No importa cuál sea el menú, siempre habrá una panera con pan francés crocante y crujiente para comer mientras se espera la comida. Se lo unta con manteca, algún dip a base de queso untable o tal vez se lo acompaña con unas berenjenas en escabeche. Luego se sigue comiendo pan para acompañar el plato de comida. La calidad del pan que comemos en Buenos Aires es de los mejores, porque los campos argentinos están entre los mayores y mejores productores de trigo del mundo.

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Un asado dominguero

Comer un asado un día domingo con todo su ritual sólo lo podés probar en la casa de algún amigo… o amigo de amigo… porque seguro que alguien te va a invitar. Es una experiencia gastronómica única, que empieza a las 11 de la mañana y termina a las 6 de la tarde. Hasta podríamos decir que se trata de un menú de 15 pasos.

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Mate con bizcochitos en un parque

La ciudad de Buenos Aires tiene cientos de espacios verdes para disfrutar los días de sol. Si ya tenés un amigo porteño, no te pierdas la experiencia de tomar unos mates al sol con unos bizcochitos de grasa en las Barrancas de Belgrano, en Plaza Francia o en cualquier otro parque de la ciudad. Si aún no tenés un amigo porteño, no te preocupes, ¡apenas llegues a Buenos Aires vas a hacerte de al menos uno!

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Chocolate con churros en La Giralda

La Giralda es una cafetería tradicional de la avenida Corrientes, en la que el chocolate -servido bien espeso- con churros es la especialidad. Está en la planta baja de un edificio de estilo francés construido en 1915, y conserva las mesas y la decoración austera de cuando fue inaugurada, en 1951. Es uno de los bares notables de la ciudad de Buenos Aires.

Empanadas de La Americana

Las empanadas son las primas hermanas de las pizzas y podés comerlas también de pié, en un mostrador y con un vaso de vino, aunque la mejor combinación para las empanadas es el tinto y no el moscato. Una empanada es un disco de masa hojaldrada con un delicioso relleno salado en su interior. Las más tradicionales son las de carne de res (hay de carne molida, carne cortada a cuchillo, carne picante, carne suave…), pero también de jamón y queso, humita, cebolla y queso, pollo, atún, entre decenas de opciones.
Las más famosas empanadas de Buenos Aires son las de La Americana, en la esquina de la avenida Callao y Bartolomé MItre.

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Submarino en un bar histórico

Un submarino es una bebida bien de invierno: se trata de una taza alta con leche bien caliente y una barra de chocolate amargo en su interior, que va derritiéndose mientras se sumerge. Hay varios lugares emblemáticos para tomarse un submarino, aunque se puede pedir en cualquier cafetería. Uno de los más famosos es el del Café Tortoni (el café notable más antiguo de la ciudad, fundado en 1858); y otro es el del bar La Poesía, en San Telmo, una esquina inspiradora de poetas.

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Fugazzeta rellena

La fugazzeta es una pizza con cebolla y sin salsa de tomate arriba que en Buenos Aires es muy popular rellena con muzzarella (y a veces también con jamón). El inventor de esta variante fue un genovés, dueño de una pizzería en la Boca que aún existe y se llama Banchero. Hay una sucursal en la avenida Corrientes, pero para decir que has estado en Buenos Aires, la experiencia que vale es la de ir hasta la Boca.

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Cucurucho con dulce de leche y algo más

Buenos Aires está llena de heladerías artesanales en las que sirven deliciosos helados bien cremosos. Infaltable parar en una de ellas y pedir un cucurucho con dulce de leche y cualquier otro sabor que acompañe.

Sánguches de miga

Es un emparedado muy típico de la Argentina cuyas tapas están compuestas por pan de molde cortado en delgadas lonjas. Pueden estar rellenos por un solo ingrediente (simples) o por dos ingredientes separados por un pan en el medio (triples). Hay de pan blanco y pan negro, y pueden estar rellenos con jamón, queso, jamón crudo, palmitos, atún, tomate, lechuga, huevo duro, choclo, o roquefort. ¡Ideal acompañarlos con una cerveza bien fría!

Tostados de jamón y queso

En cualquier cafetería de Buenos Aires podés pedirle un tostado de jamón y queso que no es, ni más ni menos, que un sánguche de miga triple tostado que se come caliente, con el queso derretido, y bien crocante. En invierno, un tostado con café con leche, y en verano… con un jugo de naranjas exprimido. ¡Delicioso!
En la avenida Dorrego 1699, en el barrio de Colegiales, está el bar El Timón, donde se comen los mejores tostados de la ciudad.

Medialunas con café con leche

Son uno de los desayunos típicos de los argentinos y un clásico de la ciudad de Buenos Aires. Un buen tazón de café con leche con las clásicas medialunas de grasa o de manteca (las más populares son las últimas). Se trata de un croissant salado (si son de grasa) o bien dulce, esponjoso y con un baño de almíbar (si son de manteca). Pararse en una confitería, pedir un café con leche con medialunas (suelen ser 3) y sumergirlas en la taza es una experiencia inigualablemente porteña.

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Un P.B.T.

El pebete es un pan ovalado, tostado, suave y muy esponjoso. Su nombre deriva de la sigla Pan Blanco Tostado (P.B.T.). Los podés conseguir en cualquier kiosco de la ciudad porque son uno de los almuerzos típicos de quienes no se detienen a almorzar. Hay pebetes de jamón y queso o pebetes de salame y queso, siempre con mayonesa como aderezo.

Pizzas en la avenida Corrientes

Cualquiera de las pizzerías que están sobre la avenida Corrientes ofrecen el tipo de pizza que se come en Buenos Aires: con una buena salsa de tomate y mucha muzzarella que desborda y excede los límites de la pizza. Imposible no probar esta comida entre el barullo clásico de estas pizzerías porteñas.

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