¿Sabías que Iztapalapa supera en población a Barbados, Islandia, Belize, Maldivas y Bahamas juntos? Los milpaltenses por su lado, caben sin problemas en la plancha del Zócalo. ¡Te presentamos a la Ciudad de México en números!
"Sigue pensando que la Marimonda es Mickey", "Está miando fuera del tiesto", "Vecina, ¿y la ñapa?"... Estas son algunas de las frases que solo los colombianos entendemos.
Se rumora que una de estas suntuosas catedrales de México fue concluida gracias a la intervención divina. ¿Sabes de cuál se trata?
Saber cuál es el espigón de Almería que tiene más gatos.
Cada 12 de diciembre y desde todas partes del país, miles de mexicanos peregrinan hasta la Basílica de Guadalupe, en la Ciudad de México. Si bien puede que esta tradición parezca muy reciente, en términos históricos su origen se remonta mucho antes de la llegada de los españoles a nuestro continente.
La energía dual de Ometeotl tuvo que delegar sus funciones para regir el mundo, y por ello la pareja encargó a cuatro deidades primigenias, que los nahuas conocieron como los cuatro tezcatlipocas, sobre quienes vamos a hablarte hoy.
Durante el segundo imperio, el jefe de la cocina real -un húngaro de apellido Tudos-, sabía del gusto de los emperadores Maximiliano y Carlota por los platillos prehispánicos y se los preparaba. Simplemente cambiaba el nombre para que sonaran más afrancesados. El esquite no era la excepción: lo llamaban Dents d’odalisque (dientes de odalisca).
Los cementerios nos dicen muchas cosas del lugar que visitamos y, en muchas ocasiones, son auténticas obras de arte. ¡Estos son los más bonitos de Europa!
La gastronomía mexicana es una de las más ricas, originales y diversas del mundo. A México hay que explorarlo y... ¡devorarlo!
Tras cientos de años de planeación para la arquitectura del Universo, Tezcatlipoca y Quetzalcóatl, dos de los dioses primigenios creados por el eterno sustrato dual y divino llamado Ometeotl, se dieron a la tarea de iniciar su creación. Hoy te voy a hablar de los trece niveles celestes del mundo nahua.
Aunque después de la Revolución la Valentina se casó, la leyenda sobre su vida como revolucionaria dice que no fueron pocos los soldados que intentaron enamorarla. Dice la leyenda que, cuando se le acercaban con un "Oye chula...", ella les respondía con un "¿Le hablas a ésta? porque se llama chula", mientras acariciaba la culata de su pistola.
Sus maridos fueron protagonistas de la Revolución Mexicana y ellas los amaron, los acompañaron y, muchas veces, los padecieron hasta el final.