2. Ven a pasear al malecas o a la playa en camisa de cuadros, bermuda hawaiana y zapatos de oficina. ¡Esos chilanguitos vacacionistas dan pena ajena!
3. Los alfajores. "Ya vas a ver… cuando vuelva de Argentina te voy a traer una caja de alfajores y, cuando se terminen, vas a entender lo que la nostalgia".
9. Regatear como si no hubiese un mañana (hasta hacerle perder dinero al vendedor).
Pero para ir a Vigo desde Lugo cojo un tren y me pongo ahí en una hora, ¿no?
12. Que no nos cantes las mañanitas el día de nuestro cumpleaños.
"101. Iban a ser 100, pero soy guayaco: El guayaco no recibe un añadido. Quiere su yapa. De ley".
8. La jerga argentina te va a fascinar. 9. Descubrirás que tu otrora perfecto acento argentino ha sido diluido.
“Es que el maestro se la trae contra mí”. “Me vale", dice tu madre, "Tú sólo tienes una obligación: estudiar... ¿o prefieres vender chicles en el semáforo?".
Al nacer guayaco, se te otorgaron ciertos poderes... como el comer agachadito sin regar el jugo en funda, o levantar arroz con cédula y cortar con licencia.