SI EN VIRTUD DE LA CARIDAD o de una circunstancia desesperada, alguno de ustedes vive una breve temporada en la Argentina, se enterará de muchas cosas exóticas y nuevas. Aprenderás que es posible, y económicamente ventajoso, pasear quince grandes perros simultáneamente. Aprenderás que realmente no comías helado antes, sino lácteos congelados y saborizados. Aprenderás que está bien que los adornos de Navidad sigan en su lugar hasta Pascuas.
Aprenderás que la crisis socio-económica es la configuración por defecto de la Argentina y que las cosas nunca son tan malas como la gente te quiera convencer. Que las expectativas de los baños públicos siempre deben ser bajas. Que no todo el mundo baila el tango, de hecho solo una pequeña minoría lo hace. Que cada redactor extranjero en algún momento en su vida usará la frase ‘Don’t Cry For Me Argentina’ para titular alguna nota sobre política/fútbol/cualquier cosa de Argentina.
Que el aspecto más divertido de ir a un partido de polo es cuando puedas decir a tus amigos el hecho de que estás yendo a un partido de polo, y que el polo como espectáculo en sí está al nivel del golf y el squash. Que la manera estándar de demostrar tu pasión implacable por tu equipo de fútbol es saltar en el mismo lugar durante un período ilimitado de tiempo, y que no saltar sería una clara indicación de ser inglés.
Que los micros de larga distancia al principio parecen más lujosos que los micros a los cuales estás acostumbrado, y medio como aviones y medio kitsch, con esa manera en que el compañero del chofer se pone guantes blancos para servirte una copita de jerez como aperitivo, pero que después de cualquier cantidad de repetición el viajar en estos micros se torna una pesadilla intolerable de piernas acalambradas y malas películas. Que las películas en los micros empeoran cuanto más vayas al norte, subcontinentalmente hablando. Que los viajes de larga distancia por tierra parecen mucho más atractivos en el mapa que en la realidad de campos interminables de soja. Que en los viajes de larga distancia, tanto el aburrimiento como el tiempo mismo pueden reducirse significativamente con el poder del mate.
Que la pizza fría y el mate hacen un desayuno aceptable bajo ciertas circunstancias. Que a los argentinos siempre le parecerá sorprendente que cualquier no-argentino tome mate, que el matear automáticamente torna un no-argentino argentino, efectivamente, pero que sin importar cuán argentino se considere el no-argentino ahora, el argentino permanecerá dudoso respecto a la pericia del no-argentino con respecto a la preparación de un buen mate.
Que los sándwiches de miga son más o menos iguales vayas donde vayas en el territorio argentino, como si fueran producidos en masa por alguna fábrica de sándwiches bajo tierra aún sin descubrir, y que los argentinos son terriblemente entusiastas por estos sándwiches. Que a menudo se considera maleducado sacarse los zapatos en casa ajena. Que es la creencia de muchos que cualquier plato o alimento puede mejorarse con la adición de jamón y queso. Que escribir sobre la experiencia del expatriado en Buenos Aires rápidamente se vuelve medio repetitivo y fernet-y-dulce. Que al principio la cosa de la sobremesa parecerá tanto real como exótica y luego de a poco medio aburrida y finalmente te hará anhelar la soledad y lo que haya en la televisión.
Que generalmente no hay nada en la televisión nacional, pero que al mismo tiempo hay tanto en la televisión nacional, si estás dotado de un sentido agudo de la ironía.
Que la automedicación no es un problema. Que una vez que pases por arriba todas las boludeces que se habla sobre el número de psicoanalistas que hay per cápita, el psicoanálisis puede ser una cosa maravillosa. Que dar de baja cualquier servicio de internet/cable/teléfono es generalmente la manera más rápida y efectiva de hacer que el proveedor de internet/cable/teléfono arregle lo que tenía que haber arreglado tres meses atrás, y que la frase ‘doy de baja el servicio’ es la primera frase que te deberían enseñar en esas clases intensivas de castellano, y también ‘tengo un novio’, si sos mujer. Que es imposible cruzar la 9 de Julio en un solo intento y que deberías dejar de intentarlo. Que las cualidades secundarias, como el ancho de una avenida, pueden usarse para atraer a turistas.
Que por más que no sea rica en otra cosa, la Argentina es rica en agua, y que esto puede llegar a ser útil algún día, y que el día cuando el ser rico en agua sea una cosa útil, Argentina logrará de alguna manera cagar esta oportunidad única.
Que escuchar Aspen Classic por cualquier cantidad de tiempo inevitablemente te dará todo tipo de reminiscencias y memorias vergonzosas de vos mismo cuando eras adolescente. Que este es el único país en el mundo donde Rick Astley puede tocar en, si bien no agotar, un teatro con capacidad para 3200 personas, y que a ningún argentino le parezca muy raro esto. Que Creedence Clearwater nunca necesitó de un Revival.
Que Los Simpson es efectivamente una institución argentina, y que suena mejor en castellano, principalmente por el tipo mexicano que hace la voz de Homero. Que los argentinos se quejan de la invasión de la cultura americana y que La Niñera fue durante mucho tiempo el programa con mejor rating en el país. Que algunos argentinos realmente se enojan si decís ‘americano’ en lugar de ‘estadounidense’ pero luego las mismas personas usan el término ‘norteamericano’ haciendo caso omiso de los mexicanos. Que la clase social y el nivel educativo del usuario promedio de McDonald’s acá es considerablemente más alto que en tu país de origen, y algunos hasta usan traje.
Que el invierno dura una semana, en realidad, y que nunca supiste que fuera posible hartarse del verano. Que la hipérbole y las temperaturas del verano son aliados felices. Que el transpirar es algo que aprendés a aceptar más que combatir.
Que ‘pelotudo’ es un término mucho, pero mucho más ofensivo que ‘boludo’, a pesar de sus etimologías casi idénticas de testículos grandes, y que solo podés aprender esto de la manera más difícil. Que un número sorprendente de negociantes prefieren perder un peso antes de darte nueve pesos en cambio. Que la regla general de los asados de medio kilo por persona es casi siempre una crasa sobreestimación. Que el comer choripán desde puestos al lado de la ruta en zonas insalubres está bien, en términos de salud, pero que no es aconsejable desde un punto de vista psicosomático, y que a menudo es el chimichurri lo que te jode.
Que los boliches no empiezan en realidad hasta las 3am, aun en la semana, y que un gran segmento de los jóvenes de menos de 30 años sobrevive con dormir casi nada. Que ‘torta’ es una forma informal y no-ofensiva de decir ‘lesbiana’ y que ninguna lesbiana te puede decir por qué es así. Que este es un país tan progresivo como para legalizar el matrimonio igualitario pero aún tan retrógrado como para seguir proscribiendo el aborto bajo casi cualquier circunstancia. Que tiende a haber más mujeres argentinas que se casan con hombres extranjeros que mujeres extranjeras que se casan con hombres argentinos, y pensás que esto puede decir mucho sobre los defectos de los hombres argentinos pero preferís no entrar en controversias.
Que lamentablemente un alto número de argentinos se ofenderán por esta nota inocente, que en realidad se trata más de la experiencia angosta de un expatriado en Buenos Aires que de los argentinos y la Argentina en sí, y que harán quedar mal a su país en los comentarios aquí abajo. Que sin importar cuanto amás a la Argentina, finalmente la dejarás por otro país con un PIB superior y actitudes más desarrolladas hacia la basura en la calle, y luego extrañarás horriblemente la Argentina en varios momentos inesperados durante el resto de la vida, pero que si te quedás, siempre te preguntarás qué hubiese ocurrido si no hubieses sido tan cagón.
Este artículo fue publicado originalmente en DanielTunnard.com y se republica acá con permiso del autor. También podés leerlo en inglés acá.