Por si extrañas la comida de Yucatán cuando estás fuera de esta tierra maravillosa...
Para ti, un desayuno completo incluye una buena taza de café, pan con mantequilla, y unas empanadas de carne mechada, queso o pollo con mucha guasacaca.
En las mesas de La Catedral del Pulque hay bicarbonato: sirve para evitar que el pulque se siga fermentando en tu panza, ¡así no te inflamas y comes más!
La bienvenida que te dan tus amigos y familia es el anuncio del comienzo de tus excesos... que te llevarán a subir de peso, claro.
En Dharma Momos, un pequeñísimo puesto en la Condesa, puedes disfrutar “momos” tibetanos para comer y “lassis” para beber.
Añoras el agachadito con cédula. Y puedes martillar, desarmar, destripar, y chupar cangrejo sin salpicar ni una gotita.
Mezclar camarones, pescados, cebolla, chile, jitomate, cilantro y epazote con piedras al rojo vivo en una jícara genera una exquisita cocción instantánea...
Piensas que hay algo mágico en comer Tripa Mishqui en La Vicentina con otros quiteños. Y en un arranque de valentía te has pegado una chancrosa: Chulla Vida
La vida, como la buena cerveza, hay que disfrutarla, ¿no? Y a esta filosofía adhieren nuestros amigos cerveceros de Yucatán.
No te importa lo que digan sobre los buñuelos y la Navidad… para ti, son para cualquier momento y hora del día (y para acompañar con una avena casera).
Además del paisaje montañoso y del encantador centro histórico (que es Patrimonio Cultural de la Humanidad), la tercera maravilla de Quito... es su cocina.
Soldado de chocolate: bebida emblemática de Yucatán. Aunque ya no se produce, sigue siendo objeto de devoción de los yucatecos y la recordamos con cariño.