El cacao era una bebida alimentaria entre los indígenas, también considerada como moneda. Ahora bien, el chocolate como golosina se originó en Europa.
“Tú crees que sabes más que pescado frito… pero te están soplando el bistek”. Ouch.
Al pensar en una marraqueta recién horneada se te hace agua la boca. Y te siguen gustando los guisos y las sopas más allá de toda la comida rápida.
Por si extrañas la comida de Yucatán cuando estás fuera de esta tierra maravillosa...
Para ti, un desayuno completo incluye una buena taza de café, pan con mantequilla, y unas empanadas de carne mechada, queso o pollo con mucha guasacaca.
En las mesas de La Catedral del Pulque hay bicarbonato: sirve para evitar que el pulque se siga fermentando en tu panza, ¡así no te inflamas y comes más!
La bienvenida que te dan tus amigos y familia es el anuncio del comienzo de tus excesos... que te llevarán a subir de peso, claro.
En Dharma Momos, un pequeñísimo puesto en la Condesa, puedes disfrutar “momos” tibetanos para comer y “lassis” para beber.
Añoras el agachadito con cédula. Y puedes martillar, desarmar, destripar, y chupar cangrejo sin salpicar ni una gotita.
Mezclar camarones, pescados, cebolla, chile, jitomate, cilantro y epazote con piedras al rojo vivo en una jícara genera una exquisita cocción instantánea...
Piensas que hay algo mágico en comer Tripa Mishqui en La Vicentina con otros quiteños. Y en un arranque de valentía te has pegado una chancrosa: Chulla Vida