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Esta es la historia del mágico Centro de Coyoacán

Coyoacán
by Ana Elba Alfani Cazarin 5 Apr 2019

La alcaldía de Coyoacán es una de las decanas en cuanto a actividades culturales y artísticas en México: las casonas coloniales y de la época del Porfiriato han sido habitadas por artistas e intelectuales y, en la actualidad, son sede de museos, galerías, centros de cultura y librerías. Lleno de color, leyendas, y restaurantes y cafés donde se come delicioso, Coyoacán alberga en su territorio a la UNAM, nuestra máxima casa de estudios y también es hogar de la Reserva Ecológica del Pedregal de San Ángel. ¿Pero qué tanto conoces de la historia de Coyoacán, desde la época prehispánica a nuestros días?

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Un señorío llamado Coyohuacan

Su nombre es el resultado de la castellanización de la palabra náhuatl: Coyohuacan, (cóyotl, coyote), hua indicativo de posesión, y can (lugar), que se traduce como “lugar de los dueños de coyotes”.

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Don Miguel León-Portillo consideraba que la imagen del coyote como glifo es porque, al parecer, Coyoacán estaba consagrada a una de las más importantes deidades del panteón mexica, Tezcatlipoca (el espejo humeante), quien podía transformarse por las noches en ese cánido para interactuar con los humanos.

Foto: Lau B

Entre los siglos I a. C. y II d. C., las erupciones del volcán Xitle la cubrieron de ceniza y piedras basálticas, así como a toda la vertiente sur de la cuenca del Anáhuac. Esto es un dato importante, porque muchos de los edificios, casas y caminos que se construirían posteriormente utilizarían el basalto para ese fin.

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Coyoacán durante el México prehispánico

En el año 9 Conejo (1410), el Señor de Azcapotzalco, Tezozómoc, dio a Coyohuacan el rango de señorío e impuso a su su hijo Maxtla como su cacique. Hasta 1428, cuando se llevó a cabo la Triple Alianza entre Texcoco, Tlacopan y Tenochtitlan, se sometió bajo el dominio mexica a los pueblos tepanecas y coyohuacas.

Lo que se sabe de las dimensiones que ocupaba el territorio del Coyoacán prehispánico es que se desarrolló en los que hoy conocemos como Churubusco-Chimalistac, Mixcoac y Tenochtitlán Don Juan de Guzmán Ixtolinque fue un noble indígena, que se alió con Hernán Cortés, logrando así en la recién instaurada colonia española gobernar Coyoacán entre 1525 y 1569. Hijo de Cuauhpopoca, cacique de Coyoacán ejecutado por orden de Cortés en 1519, era tataranieto de Huitzilihuitl, segundo tlatoani de México-Tenochtitlan.

Un remanso de paz desde la época colonial

Salvador Novo escribió sobre Coyoacán que su historia comienza cuando acaba la de Tenochtitlán. Su papel histórico es muy importante, ya que está muy cerca de la capital recién conquistada, donde tuvo lugar el surgimiento de un nuevo país, fusionando costumbres, tradiciones, culturas y formas de gobierno indígenas y españolas.

En Coyoacán, Hernán Cortés fundó el primer Ayuntamiento del Valle de México y ahí dictó las primeras disposiciones para el reparto de las tierras que se formarían en torno a la Plaza Mayor de la nueva ciudad colonial, ya que el lugar le parecía un refugio por su belleza y por la tranquilidad que no le brindaba la Ciudad de México.

Al parecer fue en Coyoacán donde el conquistador español redactó la llamada Tercera carta de relación, dirigida al emperador Carlos V.

Durante el virreinato, Coyoacán fue considerada como Alcaldía Mayor de la Nueva España por sus terrenos fértiles, sus huertas, casas de campo, iglesias y conventos, entre los cuales destacaba –como hasta la fecha– el de San Juan Bautista, fundado por los franciscanos (según la fecha inscrita en su pórtico de entrada, en 1552).

Al ser una Alcaldía Mayor, dictaba las tarifas para el nuevo sistema de gobierno y recaudación tributaria de la corona española. El 24 de julio de 1561, Felipe II le otorgó el escudo de armas que la identifica como villa.

Poco a poco fueron llegando a este territorio órdenes religiosas para evangelizar a los naturales y propagar la fe cristiana principalmente franciscanos y dominicos. Ambas permanecieron ahí de manera simultánea, alternándose en la labor de catequesis y construcción de claustros e iglesias, siendo los franciscanos quienes se asentarían de forma definitiva al inicio el siglo XX.

A partir del siglo XVII se establecieron ahí prósperos empresarios y comerciantes que fundaron talleres de hilados y tejidos de paño, así como ranchos y fincas rurales, incluso grandes casas con decoraciones barrocas. Su población estaba integrada por indígenas, españoles, mestizos, castizos y mulatos.

Coyoacán y la vida después de la Independencia

Fue Don Francisco Sosa quien dio cuenta de lo que sucedía en Coyoacán después de la Guerra de Independencia: el próspero territorio fue casi abandonado, y las casas de descanso y la villa quedaron también semiabandonadas: “[…] ya que su proximidad a los montes la hacía objeto de merodeadores y asaltantes…”.

Fue hacia 1890 cuando se fundó la colonia Del Carmen (en honor de Doña Carmen Ortiz Rubio de Díaz, esposa de Don Porfirio), y cuando los aires de la modernidad volvieron a tomar posesión de Coyoacán. Se dio un gran crecimiento demográfico y la alcaldía comenzó a recuperar el esplendor de otras épocas.

En pleno porfiriato, se inauguraron el club campestre llamado México Country Club y, en la plaza pública, un tianguis muy grande que se ponía cada viernes. Apenas recuperando su antiguo esplendor, la calma provinciana se alteró durante la Revolución con las entradas y salidas de carrancistas y zapatistas a partir de 1914. En 1917 y 1923, se crearon el parque de Los Viveros y la Escuela de Pintura al Aire Libre.

Coyoacán dejó de ser municipio en 1929 para transformarse en delegación del entonces Distrito Federal. Pasados los tiempos revolucionarios, la villa saltó a los titulares de la prensa mundial en 1934 con la sangrienta Jornada de los Camisas Rojas, la llegada de León Trotsky en 1937 y su asesinato en 1940, y en 1941 por ser la residencia del ex rey Carol de Rumanía.

En 1972, una gran parte del centro fue decretado como zona histórica. En 1990, debido a un crecimiento humano, urbano y comercial desaforado, se emitió el decreto para declararlo como Zona Monumental Protegida.

Crédito: @mollymichelada

Coyoacán es un sitio con una alta concentración de infraestructura cultural y turística. Dentro de ella se encuentran las sedes de importantes instituciones educativas de México, como la Universidad Nacional Autónoma de México y la Universidad Autónoma Metropolitana. Alberga recintos tan importantes como el Museo Nacional de las Intervenciones (foto 1), el Anahuacalli, el Centro Cultural Universitario y el Nacional de la Acuarela y la Casa Azul (foto 2).

casa azul Frida y Diego

Photo: R.M. Nunes/Shutterstock

El centro histórico de Coyoacán es el barrio intelectual y bohemio de la capital mexicana. Numerosos personajes públicos mexicanos y extranjeros, entre artistas, intelectuales y políticos, han tenido su residencia en Coyoacán o en sus barrios: Diego Rivera, Frida Kahlo, José Clemente Orozco, Pablo O’Higgins, José Chávez Morado, Vicente Rojo, Aurora Reyes, Concha Toussaint, Juan O’Gorman, Antonio Castro Leal, José Juan Tablada, Salvador Novo, Dolores del Río, Emilio “Indio” Fernández, Rafael So- lana, Enrique González Rojo, Emmanuel Carballo, Augusto Monterroso, Luis Cardoza y Aragón, Jorge Ibargüengoitia y Fernando Benítez, por citar solo a algunos.

Crédito: @migubugs

Al día de hoy, Coyoacán -que a partir de 2018 es nuevamente alcaldía-, tiene ocho barrios, cinco pueblos y treinta colonias y lucha diariamente para preservar su típica identidad urbana: por un lado es un lugar con historia, espacio de cultura y educación, refugio de intelectuales, artistas, personajes y políticos y, por el otro, atrae a visitantes locales, nacionales y extranjeros por su arquitectura colonial, su sabor a provincia dentro de la gran capital mexicana y su magia, que invita a regresar una y muchas veces más.

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